Otra de las pelis de animación del verano, o en
general, de las películas del verano, ha sido el largometraje basada en el
libro del principito. El libro en mi opinión es una obra maestra de los cuentos
para adultos del último siglo. Lo que había visto eran las imágenes que se
habían colado de su paso por el Festival de Cannes. Imágenes referentes a
secciones del libro donde la animación echa por stop motion en papel maché
simplemente me encandiló.
Esto
hace que mis expectativas estuvieran bastante altas y tenía bastante ganas e
ilusión por ir. Así que cuando fui esperando una película en exclusiva de
animación en stop motion que contase fielmente la historia del libro me llevé
una decepción, pues no era lo que esperaba. En su lugar encuentro una historia
animada, con mucho trasfondo encima y referencias constantes al libro. La
animación Disney/Pixar aunque lograda no consiguió transmitirme demasiado, algo
más de lo mismo de lo que se ve en los films de estas características. Las
pocas referencias al libro estaban tratadas con stop motion y eran lo que
esperaba, dejándome con ganas de más.
No
obstante, analizándolo fríamente tras la decepción inicial, la película no es
mala cosa. Una historia que hace pensar a los niños y les invita a soñar, enseñándoles
el valor de la amistad, los sueños, etc. Una vuelta de tuerca al clásico,
continuando la historia en un supuesto de que hubiera pasado si el principito
se hubiera hecho mayor. Aunque para un público adulto sea la misma historia de
siempre, sin sobresaltos y predecible, las partes del cuento merecen la pena.
Para los fans del libro original podrán entretenerse reconociendo los guiños
constantes en el mundo animado de las referencias que se guardan, mientras que
para los más jóvenes es una historia bonita para iniciarse en el descubrimiento
del cuento clásico.
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