domingo, septiembre 25, 2016

El principito, la película animada



Otra de las pelis de animación del verano, o en general, de las películas del verano, ha sido el largometraje basada en el libro del principito. El libro en mi opinión es una obra maestra de los cuentos para adultos del último siglo. Lo que había visto eran las imágenes que se habían colado de su paso por el Festival de Cannes. Imágenes referentes a secciones del libro donde la animación echa por stop motion en papel maché simplemente me encandiló.
            Esto hace que mis expectativas estuvieran bastante altas y tenía bastante ganas e ilusión por ir. Así que cuando fui esperando una película en exclusiva de animación en stop motion que contase fielmente la historia del libro me llevé una decepción, pues no era lo que esperaba. En su lugar encuentro una historia animada, con mucho trasfondo encima y referencias constantes al libro. La animación Disney/Pixar aunque lograda no consiguió transmitirme demasiado, algo más de lo mismo de lo que se ve en los films de estas características. Las pocas referencias al libro estaban tratadas con stop motion y eran lo que esperaba, dejándome con ganas de más.
            No obstante, analizándolo fríamente tras la decepción inicial, la película no es mala cosa. Una historia que hace pensar a los niños y les invita a soñar, enseñándoles el valor de la amistad, los sueños, etc. Una vuelta de tuerca al clásico, continuando la historia en un supuesto de que hubiera pasado si el principito se hubiera hecho mayor. Aunque para un público adulto sea la misma historia de siempre, sin sobresaltos y predecible, las partes del cuento merecen la pena. Para los fans del libro original podrán entretenerse reconociendo los guiños constantes en el mundo animado de las referencias que se guardan, mientras que para los más jóvenes es una historia bonita para iniciarse en el descubrimiento del cuento clásico.

viernes, septiembre 23, 2016

Un sueño en un sueño

¡Recibe en la frente este beso!
Y, por librarme de un peso
Antes de partir, confieso
Que acertaste si creías
Que han sido un sueño mis días;
¿Pero es acaso menos grave
Que la esperanza se acabe
De noche o a pleno sol,
Con o sin una visión?
Hasta nuestro último empeño
Es sólo un sueño en un sueño.

Me encuentro en la costa fría
Que agita la mar bravía,
Oprimiendo entre mis manos,
Como arena, oro en granos.
¡Qué pocos son! Y allí mismo,
De mis dedos al abismo
Se desliza mi tesoro
Mientras lloro, ¡mientras lloro!
¿Evitaré -¡oh Dios!- su suerte
Oprimiéndolos más fuerte?
¿Del vacío despiadado
Ni uno solo habré salvado?
¿Cuánto hay de grande o de pequeño?
¿Es sólo un sueño dentro de un sueño?


"Un sueño en un sueño. Poemario de Edgar Allan Poe"

Sueño de una noche de Septiembre




            Jamás pensé que volvería a verte. Nunca. Ni en mis días más optimistas pensé siquiera que volverías. No estaba en mis mejores pronósticos volverte a encontrar. Pero… cuando peor estaba, cuando ni si quiera me acordaba de ti volviste a mi vida. Llenaste de color un mundo que fundía a negro, dando una nueva perspectiva.
            Y es que el encuentro para mí supuso mucho. Mucho más de lo que piensas, mucho más de lo cabría de esperar. Fue un rayo atravesando las nubes grises y disipando la incertidumbre. Fue sentir el fuego arder allí donde no había ni ascuas para avivarlo. Una revelación en forma de sonrisa distraída.
            Yo caminaba con prisas por la vida. No recuerdo bien a dónde, tampoco tiene importancia. Entonces miré hacía allí. Hacía aquella iglesia gótica, cincelada en el aire por tinta china de un negro estelar. Allí, entre la niebla de dónde tendría que estar el camposanto, estabas tú. Con tu familia, sentadas en aquellas mesas victorianas de metal, rodeadas por la verja oxidada. Me paré, era imposible que hubiera hecho otra cosa diferente. Me paré y te observé. ¿Eras tú? No lo podía creer. Pum pum. Eras tú. Miré la hora. Llegaba tarde. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Pum pum. Me atreví a ir hacia dónde estabas. Me mirabas de reojo, sabías que iba a por tí. Estabas… diferente. Más joven. Hermosa, como siempre. Pero lucías… rejuvenecida. Como si fueras alguien nuevo. Pero en mi alma, en mi corazón, el hueco eterno que te pertenece latía y se encendía con fuerza. Con la rabia y ferocidad que solo el éxtasis puede provocar. Sólo podía significar que eras tú. Pum pum. Solo podías ser tú.
            Pasé por alto el lugar de muerte en donde nos encontrábamos, y la aurora fúnebre en la que nos rodeábamos. Sólo estabas tú, como una llamarada de fuego surgiéndote del pelo. Con esos faros verdes esmeraldas mirándome, con aquella sonrisa que era provocación para desear tus labios. Me acerqué y empecé a hablar contigo. Tal vez con miedo, por todo lo que estaba en juego. Eras tú. Tu familia no para de mirarme, de ponerme aquella mala cara. Como brujas frenéticas conjurando en silencio miradas capaces de matarme. Pero tu reías con una falsa modestia, con la dulzura que solo los querubines recién creados son capaces de poseer. Me mirabas, me observabas, me escrutabas el alma tras el jade con una falsa timidez, al igual que yo hacía lo propio, miraba dentro de ti, como el aventurero que desea explorar algo nuevo y maravilloso. Ambos lo sabíamos. Nos habíamos reconocido. Sabía que no podíamos huir, sin más. Habían cambiado algunas cosas… así que… te di mi número. Para que vinieras a por mí cuando quisieras, o… si querías que yo fuera a por ti. Tú lo aceptaste de buen grado, pero cuando estabas copiándolo… ellas comenzaron a destruirlo todo. Comenzó nuestro mundo gris a desvanecerse, destruyéndose, convirtiéndose en el humo gris que era. Pero tú eras color, y yo era parte de ti. Fuimos los últimos en desaparecer, ellas te llamaban, te llevaban consigo. Pero nos despedimos, con un beso y la esperanza de volvernos a ver.
            Me desperté, con las cosas más claras. Con algo que había renacido en mí. Comprendí la verdad oculta durante todo este tiempo, empecé a ver las cosas despejadas de las nieblas de la nostalgia. Habían pasado casi diez años desde que renunciara a ti. Han pasado muchas cosas en estos años, desde que te conociera como un monstruo como yo y huyera. Pero… volviste. Esta vez no hui. Esta vez fui yo quién fui a por ti y no al revés. ¿Será que he aceptado lo que soy? ¿Será que no me importa que compartamos esa maldición? No sé muy bien porqué escribo esto, pero… si llegases a leerlo. Si llegases a saber de mí… no vuelvas a hacerme esperar tanto. Si pudiste copiar mi número, si sientes lo mismo… hazlo. Ahora.

martes, septiembre 13, 2016

La magia de Kubo



Aunque hace una semana casi que vi la película, el buen recuerdo no se me acaba de ir. Reconozco que fui con la curiosidad y el entusiasmo de un niño, pues me parecía una película de estética preciosa e historia interesante. Algo que no suele jugar en favor de las películas, puesto que los tráilers tienden a mostrar demasiado de las historias y en ocasiones, lo mejor de la película. Pero debo reconocer que no me defraudó.
            A pesar de lo que pueda pensar uno acerca del Stop Motion, la película está tan bien lograda que apenas se da cuenta uno de ello. La mezcla con efectos especiales ayuda a sumergir al espectador en el film, dando la naturalidad que quizá esta técnica pueda carecer en un principio.
            He de confesar, querido lector, que no soy objetivo Kubo y la historia que cuenta me enamoró. No sólo su estética bien cuidada y la hermosura de todo el arte, además tiene historia con moraleja. Una historia que nos habla de esperanza hacia el ser humano. Habla de lealtad, bondad y el amor. Quizá la película a un público más adulto puede hacerse algo predecible, nada fuera de lo común en historias infantiles parecidas. No obstante, merece la pena.
            La banda sonora también es preciosa. La película transcurre despacio, quizá algo lenta, pero sin pausa, pues las buenas historias llevan un tiempo ser contadas. Todo tiene un porqué. Cada conversación, cada gesto recreado, cada lucha o cada palabra. En definitiva, una de las mejores películas de animación de estos últimos años. Una grata sorpresa para acabar un verano que en cuanto a estrenos de cine se refiere, ha sido bastante nefasto.