martes, marzo 26, 2019

Infidelidad



            Sé que te he querido desde hace muchísimos años y siempre he acudido a ti: cuando me encontraba mal, en las noches cuando el frio se me metía en los huesos o incluso por compartir mis triunfos y victorias, pero… debo confesarte que he conocido a alguien.
            Sí, se que es culpa mía y solo mía, que teniéndote no debería haber buscado nuevas experiencias, un sitio donde cobijarme, pero… así lo hice.
            Vino con su juventud, coqueteando. Belleza exótica que no pude evitar. La vi en aquella barra del bar, sola, sonriéndome. No pude evitar devolverle la sonrisa, no pude apartar la vista de aquellos ojos negros y… al final… me acerqué. Al principio solo quería hablar, como la típica curiosidad infantil: sin maldad, sin segundas intenciones… No sé ni cómo surgió el primer roce, el primer contacto, el primer beso. Su sabor atravesó mis labios, mi boca, mi garganta y fue directo a clavarse en el corazón como el disparo de un cazador furtivo a su presa.
            Te mentiría si te dijera que se como acabamos en casa, desnudos, a escondidas de ti. Buscando los momentos oportunos en los que tu no estabas para satisfacer nuestras necesidades más básicas, nuestros instintos más primarios.
            No quiero seguir engañándote. No creo que te lo merezcas. Por eso te escribo esto, para confesar mis pecados, para expiar la culpa que siento… pero ahora mismo no sé con cual de las dos me quedaría.
            Mi querida Colacao, los momentos que hemos pasados son y serán inolvidables pero una taza de cacao negro al 70% de Valor me ha hecho sentir cosas que jamás pensé que volvería a sentir. Espero que algún día puedas entenderme y vuelvas a quererme de la misma forma que yo te sigo queriendo.
            Atentamente, un fiel consumidor