lunes, diciembre 24, 2012

Salvator Puppis o qué paso realmente el día del fin del mundo


                Efectivamente queridos lectores, se que alguno de ustedes aún se preguntan por qué no se cumplieron sus expectativas hacia el afamado fin del mundo. El día 21 de diciembre, día anunciado como final inexorable de todos nuestros males no fue sino un viernes como otro cualquiera. Seguimos yendo a trabajar, escuelas, trabajo, soportar a los mismos cretinos, atascos. En fin, la misma rutina de siempre.
                Tengo que confesaros una cosa amigos míos. Yo tuve la culpa de todo. Hay gente que culpa a los recortes del Gobierno que hicieron suspender la llegada del advenimiento. Otros culpan al efecto 2000 de la maquinaria extraterrestre invasora, que los retrasará unos cuantos siglos más, por el contrario hay gente más partidaria de Nostradamus que hasta que no vea a su Papa negro no piensa en un fin para todos. Da igual, todos se equivocan pues yo fui el responsable de tal calamidad.
                Todo comenzó la madrugada del 20 al 21. Había tenido un sueño inquieto cuya trama no viene a cuento. Necesitaba despejarme un poco antes de volver a la cama, así pues decidí ir a tomar un refrescante vaso de agua. Para todos aquellos que no hayáis tenido el placer de estar en mi morada. Mi habitación se comunica a un largo pasillo, y el pasillo comunica a otras habitaciones, entre ellas la cocina. Entre ellas hay varias puertas que comunican a otras cuantas habitaciones. Ya que todos tenemos un escenario, falta poner en marcha los hechos. Serían las 2 de la mañana cuando me levante inquieto y me dispuse a ir hacia la cocina, situada en uno de los extremos del ya mencionado pasillo cuando un hedor llamo mi atención. No vivo solo, y al ver la puerta del servicio con luz y medio abierta, decidí acercarme a hacer un comentario jocoso acerca de las malas tripas de la persona malafortunada que estuviera generando ese olor a puro azufre insoportable para el olfato.
                Cual fue mi sorpresa al entreabrir la puerta de no encontrarme con ninguno de los inquilinos de mi casa, sino con una cara conocida. En aquel momento que le miré, tenía la cara contraída del esfuerzo y los brazos apretándose las rodillas, haciendo fuerza. Era una situación cómica, si tenemos en cuenta su cara de de oveja y su musculado cuerpo rojizo. La cola en forma de saeta sobresalía de la taza del váter zigzageando suavemente, como intentando evadir aquel hedor que ni en los antiguos fumaderos de opio podría encontrarse.
                "-Pero... Pero... ¿Quién tenemos cagando en mi propiedad? Es el mismisimo Belcebubu- Dije con un tono jocoso, pues a pesar de que el holor estaba consiguiendo que no parara de parpadear, la situación graciosa era inegable.
                - Para ti Mr Lucifer, Jv- Dijo con su tono gutural, entrecortado por el esfuerzo."
                Observé la estancia, con un poco de detenimiento. Dentro de la ducha estaba su alargado tridente, que medía como dos yo, aproximadamente. Si no sabes cuánto mido, quizá te hayas equivocado de blog al que leer.  Sea como sea, no voy a seguir describiendo el tridente, ni la forma extraña en la que ocupaba mi bañera. Volví a mirarlo para observar que restos negros de ceniza estaban esparcidos por el suelo. No pude evitar refunfuñar pensando quien sería el guapo que le tocaría limpiar todo aquello.
                "-¿Y qué te trae por aquí? ¿Querías echarme algo más de mierda encima?- Comenté en el mismo tono, observando su reacción. Ante seres como estos, es mejor no perder un ápice de atención, pues tienen mucho a mentir cuando hablan y no es bueno fiarse de todo lo que dicen.
                -¿Acaso no te has enterado de que día es? Es el día del fin....-Se tuvo que callar pues acto seguido un sonoro plof, indicaba que el diablo tenía una cosa menos que preocuparse.
                -Si... si... algo he escuchado. ¿Eres tu el encargado de intentarnos matar?
                -De mataros, más bien- Belce, me miró de mala gana, dejando que una pequeña llamarada saliera de sus ojos y se difuminara en el aire, con brusquedad.- En cuanto termine empezaré por mataros a ti y a tu familia.
                -Ya claro... -Dije sin mucha fe. No era la primera vez que otros seres no mortales amenazaban con matarme, por lo que ya era completa rutina este tipo de amenazas. Preferí no preguntar la forma en la que exterminaría naciones enteras antes del amanecer, pues estaba claro que la respuesta la tenía debajo de la cola.
                -Eres un descarado... Hay gente que me teme, otra mucha me adora. Has visto como ganaba almas de adeptos con mis transacciones comerciales.- Dijo a forma de expliación, buscando papel para limpiarse. -No entiendo que te hace dudar de mi capacidad, o la de cualquier otro con mi poder. Escuche que tampoco aceptaste un trato del que es tres.
                -No acepto tratos en los que no saque partido claro sobre algo o alguien, cosa que también vosotros pensáis de la misma forma.- En ese momento me doy cuenta que no han repuesto el rollo de papel. Alguien, como es costumbre, se gastó el rollo de papel y no fue capaz de molestarse en cambiarlo. Tuve que ocultar mi sonrisa y el posterior carcajeo, pues no convenía reirse de los "invitados".
                -Tráeme un rollo, vamos.- Inquirió Bubu con un tono más amenazante de lo normal.
                -Na, yo iba a la cocina, los rollos de papel no me pillan de camino. Lo siento pero...-No pude terminar la frase pues de los labios de la Bestia salió una oferta.
                -Traeló y negociaremos. -Dijo atusándose la perilla de chivo con delicadeza. Fue algo extraño pues parecía no darse cuenta que estaba en mi servicio, con los pantalones bajados, atusándose la barba como si aún conservara algo de dignidad.
                -Para negociar hay que tener algo con lo que negociar. Y ya sabes que no dispones de lo que quiero. Así pues... -Otra vez fui interceptado por la voz grave del señor del abismo, imperiosa y demandante.
                -Te concederé lo que pidas que esté a mi mano, pero tráeme ya un jodido rollo- Dijo resoplando, impaciente.
                -No dispones ahora en tu mano un rollo- Dije a modo de broma, pero al ver la expresión de la Bestia decidí ir a por el rollo. Parecía que a pesar de su fama, era un tipo de buen estar, elegante y limpio, a pesar de ser medio cabra. Cosa extraña, pero yo no era quien para juzgar a un ente como él. Llegue y jugué con el rollo entre mis manos, para mirarle y decirle firmemente. - Detén el fin del mundo.
                -Eso es imposible mortal. Lleva programado muchos eones, y debo cumplir mi comentido. -Dijo cruzándose de brazos.
                -Es eso, o tener el culo manchado. Tu piénsalo. ¿Qué es más importante un poco de mala reputación por no cumplir un encargo, o la mala fama y las risas de no haberte limpiado el culo? A mí me da igual, puedes matar a todos los débiles que quieras con el culo manchado de mierda, pero quizá cuando vuelvas a casa, no te haga tanta gracia separarte los pelillos del pompis de la mierda de la caca.
                - Pero... -El diablo pensó y tras un tiempo discurriendo, soltó un sonido extraño que solo los cabraparlantes hubieran podido descifrar, pero por la expresión de la cara era claramente algo que no le gustaba al señor del infierno. - Esta bien, no os mataré, sucios y apestosos humanos. A fin de cuenta, vuestra avaricia y codicida, sumado a vuestras ansias de poder acabará por autodestruiros  a todos.
                -Toma y calla -Le dije con la esperanza que parasé de hablar. "
                Y tras una gran cortina de humo y polvo, y una risa inquietante en una frecuencia auditiva poco audible, se marchó de mi vista, dejándome el mal olor metido en las narices y en mi pequeño cuarto de baño. Suspiré abriendo la ventana para ventilar aquello. Me tapé la nariz para mirar, como pequeñas bolitas marrones aún estaban dentro del wc. Maldije la estampa de aquella criatura vil. Se había vengado de aquella forma ruin de mi.
                Y tras tirar de la cadena, me di cuenta de que... os había salvado el culo a todos. 

miércoles, noviembre 21, 2012

Amarga dulzura

Hacía tiempo que deambulaba sin rumbo. Tiempo atrás había perdido la vida que un día le había llenado y tras jugar su esperanza en una partida de poker pasaba noche tras noche intentando llenar ese vacío con vasos y vasos de Whisky.

Pensaba que poco a poco podría acostumbrarse a la corrosión que el alcohol generaba en su interior pero no era así. Era una ilusión más como todas aquellas que intentaban transmitirle todos esos eslóganes que lanzaban desde el televisor, la radio, o incluso en mitad de la calle. Calles que para él se habían vuelto hostiles y grises una vez que pudo abrir los ojos a la cruda realidad.

Pero un día vio la luz en la barra de un bar. Allí estaba ella, con la única compañía de un Gin Tonic. Su larga melena rizada parecía esculpida directamente en caoba, mientras que sus ojos claros invitaban a darse un baño por ellos. Fue entonces cuando se fijo en sus labios. Finos, sensuales, con aquel matiz del rojo que llamaba a la pasión. Una sonrisa de aquellos labios fuere una bengala en su cielo sin estrellas. No tardó en acercarse a la chica, invitarla a una copa, y tras horas hablando, acabó bajo las redes de su sabana, envuelto con tela y carne.

Un faro se iluminaba a lo lejos para él. Aquella mujer estaba cambiando su vida. Las calles recuperaban poco a poco matices de color. Un color mezcla de marrones, azules y rojos. Colores que le recordaban a ella. Volvía a percibir la belleza de la vida, la simplicidad de la naturaleza e incluso la inocencia de la niñez. En cambio, no fue capaz de ver unos negros hilos que empezaban a salir de cada una de sus extremidades. Hilos finos, pero fuertes, como la tela de la araña. Una araña con un hermoso cuerpo de mujer. No pudo ver como poco a poco le costaba llegar a fin de mes ya que se gastaba su dinero en ella, ni la de noches que pasaba con "amigos" diferentes a él. No pudo ver como su rol de desdichado poco a poco se convertía en el de presa. Para él solo existía ella. La ternura del tacto de su piel desnuda. El dulce sabor del veneno de sus labios.

Un día ella se cansó de él y decidió terminar con aquello. No supo ver que su cuerpo de marioneta caía al suelo con brusquedad, al romperse las ataduras del armazón de madera que le puso en pie. Su alma se rompía en mil pedazos que salían disparados en todas direcciones de su vida, mientras que su corazón, se aceleraba hasta tal punto de no poder seguir con aquello, renunciando mediante el infarto a seguir sufriendo más aquella vida de penurias.

miércoles, abril 25, 2012

Bienvenidos a la cruda realidad.

                El la miró. Hacía un tiempo que no congeniaban demasiado y el enfrentamiento se veía inminente. El no era muy agraciado, de hecho la mayoría de las personas de su alrededor le solían mirar sin disimular el desagrado que les generaba. Rudo, sistemático hasta el punto de llegar a cansar al poco de estar con él. Ella sin embargo era hermosa, y eso no lo discutían hasta sus enemigas más acérrimas. Sutil, elegante e imprevisible. Dejaba una amplia sonrisa en todo aquel que se fijaba en ella. Una de esas sonrisas estúpidas que cuesta borrar de la cara.
          Quizás por eso él fue a enfrentarse a ella. Por envidia, porque jamás mostro el más mínimo interés por él. Discutieron, unos cuantos minutos infernales de los cuales parecían que el infierno salía de sus bocas, lanzando truenos y relámpagos con sus respectivas lenguas. Pero pronto él se quedo sin argumentos, y al no poder defenderse saco un arma de fuego. Una burda pistola que aún conservaba el polvo del paso del tiempo en ella. Sin miramientos, él la apunto y disparó. Hubiera llegado a ser una catástrofe si ella no hubiera tenido buenos reflejos. Aparto sé a un lado e intento una ofensiva. Pero el siguió disparando. Sin cuartel, sin piedad, sin nada que perder. Hasta siete disparos resonaron marcando el ritmo en que ella esquivaba las balas. El lanzó la pistola al suelo con frustración al rompérsele los planes: se había quedado sin balas.
               Ella sonrío, era el momento de que atacara. De una de sus mangas salió disparado un florete a su mano. Empezó a hacer suaves cortes en su piel, desaliñando el aspecto de mojigato que solía llevar. Empezó a perseguirle, pinchándole en el trasero, mientras el resto no podía dejar de mirar, divertidos. Parecía que ella tenía el control de la situación, y quería que algo dramático que podría haber sido su muerte, fuera olvidado por risas y anécdotas para el resto.
            El acabo por los suelos. Sucio. Humillado. Con la ropa echa girones y el cuerpo lleno de barro. Azotado por ella como si fuera mejor que él. No podía consentirlo. Tenía que parar las risas del resto de la gente que por norma general no escuchaba, y menos en público. Jamás sobre él. Alargo sus manos hasta agarrar el gordo cañón de su pistola. Y se levantó como pudo. La miro desafiante, mientras que una lluvia de risas caía sobre su él. Levantó el brazo. Firme, seguro, y lo bajo con fuerza, contundente, sin dudar. Ella no se esperaba algo tan simple e intentó protegerse como pudo. Pero el mango del arma de fuego rompió el delicado filo del arma blanca para irse a estrellar contra la hermosa cabeza de la joven. Eso paso una, dos, tres veces y las risas empezaron a apagarse. Cuatro, cinco, seis veces, y nadie se atrevía ni a respirar. Al séptimo golpe, el cráneo una vez hermoso de la joven se abrió, dejando aflorar aquello que guardaba en su interior. Esparciéndolo por el suelo de manera generosa.

        Y así es como la monotonía, venció a la imaginación.

sábado, abril 14, 2012

El unicornio y la princesa.

Era se una vez una princesa, que vivía en un reino un tanto tétrico, a las afueras del resto de reinos del continente, cruzando montañas y ríos encantados donde ni si quiera la mano de los orcos había sido lo suficientemente valiente como para adentrarse. Allí, entre pantanos cenagosos vivía la princesa Viridiana, rodeada de gente que la miraba con cierta adoración mezclada con envidia. Todos gente de su corte, pues su padre el Rey, solo le dejaba salir a pasear al extenso jardín que tenían detrás del castillo. Pero sin alejarse ni llegar hasta la ciénaga, pues podía ser peligrosa.

Por ello la princesa se sentía triste y abatida. Rodeada y revestida por sonrisas y miradas corteses que ocultaban los verdaderos sentimientos y emociones de aquellos que las emitían. Ella era una chica muy educada, y no se atrevía a faltar al respeto a aquellas personas que cada día les iban a visitar a la corte. Y menos aún a su querido padre, pues sabía que a la muerte de su madre, no había conseguido levantar cabeza. En parte no le culpaba, aquel ambiente tan cargado de la aurora del pesimismo podría doblegar la voluntad del hombre más decidido de todos.

Un buen día, Arioc hizo acto en escena. El joven e intrépido unicornio llego atravesando la Cueva de las Brujas para cruzar la Cordillera de los Cuerpos Destrozados, pasado por el rio Cenagoso, la Cienaga de los Trolls, y finalmente, el bosque de los Mosquitos Tigre. La gente del reino empezó a mirarle con desconfianza, pues traía aquel paraje perdido valores que habían caído en el olvido hacia tiempo, como la confianza en uno mismo, la valentía, o simplemente el mero hecho de devolver con una sonrisa una mala mirada. La gente del pequeño reino no tardo en pedir al rey que rindiera cuentas y que se hiciera cargo del molesto unicornio.

El rey hizo llamar al unicornio, que se presento ante la corte del rey presidida por este y por su hija, la cual no quitaba ojo de la criatura unicornuda. Tras la pregunta del rey, de porque había venido desde tan lejos a su reino el unicornio, de manera pausada explico que observando a la luna desde su tierra había escuchado el lamento de una dulce criatura proveniente de aquel lugar. Al pensar que solo en aquellas tierras vivían formas de vida de corazón malvado, decidió investigar lo que sus orejas habían escuchado. Atravesó y derrotó a criaturas más fuertes y grandes que él solo con la ayuda de su cuerno mágico. Mientras hablaba y contaba la historia de su viaje a todos los presentes, no pudo apartar los ojos de la princesa, descubriendo la gran verdad que durante tanto tiempo ella había ocultado al resto de los presentes, y entonces supo que era por ella por la que estaba allí. Que era por aquella muchachita fuerte y frágil por la que había vivido y luchado durante todo este tiempo.

Tras largo tiempo debatiendo con la extraña criatura unicornuda, y tras ser presionado por la corte y su pueblo, decidió decretar que el unicornio debería ser ejecutado al día siguiente cuando la luna se elevase gloriosa en el cielo. Hubo varios vitores, en la sala y el público parecia satisfecho con la sentencia, pero entonces la princesa se adelanto, suplicando a su padre por la vida de aquella extraña y hermosa criatura. Su padre, por miedo a provocar la ira de su corte denego los deseos de su hija, haciendo más vacio el hueco donde una vez estubo su corazón.
El unicornio fue encerrado en una de las mazmorras del castillo, ocultando el brillo de optimismo que traía a aquellas tierras. Durante la noche, aprovechando el cambio de guardia de los soldados, la princesa decidio dejarse llevar por su corazón, e ir a visitar al unicornio. Arioc le contó su aventura y su viaje. Le contó acerca de las otras tierras fuera de su oscuro y tétrico reino. Le sacó una sonrisa para desvelarle después que él estaba allí por ella. Qué habia echo todas aquellas cosas para sacarla del reino que tanto daño y tristeza le causaban. Ella se pensó su propuesta, pero se armo de valor, y liberó al unicornio de su fría prisión.

Juntos, burlaron a la guardia, y dieron esquinazo a la población del rieno que una vez enterados de su fuga, decidieron ir a por ellos con todo lo que tenían a mano. Bordearon a la corte, y sortearon los peligros finales hasta llegar a el linde de la tierra donde nacio y la vio crece. Ella miró hacia atras, apenada por las cosas que perdia. La tierra que quería, un padre al que amaba. Pero volvio la vista hacia delante, sonriendo de manera amarga, pues en el fondo de su corazón, sabía que las cosas que le aguardaban fuera de sus barreras eran mucho más agradables que el estable futuro que en ellas escontraría. Sonrío mirando al unicornio, y asintío con la cabeza para que la llevase en su lomo a todos esos magníficos lugares que una vez soñó pero que no se atrevió a imaginar en la realidad por miedo a que se desvanecieran. Se fue pensando, que quizás por fin, podría ser feliz.

Renovación

Creo que en breves le meteré mano al blog para hacerlo más ameno, o al menos, actualizar un poco el aspecto visual haciéndolo más acorde con lo que se ve ahora. pero tengo que ponerme con ello, y encontrar tiempo y ganas.

miércoles, febrero 29, 2012

El amarillo se lleva por aqui

Acabo de llegar a Londries y como no tenía ni idea del idioma, ni poseía dinero de aquella exótica región, decidí empezar a andar sin rumbo. La gente era extraña y me miraba con recelo. Extraña pues todos parecían pálidos, con su pelo amarillo y sus ojos azulados; miradas con recelo es una cosa más normal: todo el mundo odia a los Mulquianos y ya no me sorprendo que me pasen estas cosas.

Tras andar durante 30 minutos por la ciudad, una lujosa limusina se para ante mí, ofreciéndome trabajo a cambio de dinero, una pensión completa y estudios para formarme en el idioma. Casi se me escapa una lagrimita al escucharlo, ya que allí en Mulquia, solo he trabajado en el desagradecido trabajo de rodador de quesos. Para aquellos que no conozcan que es ser rodador de quesos os diré que es una tradición milenaria en la que, una vez echa la masa del queso, hay que trasladarlo por el desierto rodando hasta que tenga su forma originaria.

Desde luego, esta región si que promete. Aún recuerdo la desafortunada bienvenida que tuve en Salamandria. Nada más llegar, tras salir de la estación de autobuses, una panda de 3 jóvenes se me acerca pidiendo dinero. Al llevarse mi negativa empiezan a pegarme sin venir a cuento, hasta que otro chico, bajito y moreno vino a espantarlos de allí. Le di las gracias, y le pregunte su nombre. Me respondió que se llamaba Yeimis y que de gracias nada, que ahora mi alma le pertenecía. De esta forma descubrí la mala ostia que se gastan los Salamandrinos y la poca hospitalidad que tienen con la gente de fuera, en especial los Mulquianos. Acabe haciéndome amigo de Yeimis y su clan mafioso, si es que algún salamandrino sabe lo que significa realmente que es el término amistad, pero bueno, de todo se aprende.

Y aquí estoy, viajando en limusina, escuchando a una señora rubia, ojos azules, de mediana edad hablándome en un idioma que no comprendo mucho y llevándome a su casa, ¿Qué será del pobre de mi?

martes, febrero 28, 2012

El principio de la aventura Londrinensis

Hola a todos. Me llamo Hamrog. Muchos graciosos me apodan hambre o hammer o cualquier otra estupidez por que no saben pronunciar mi nombre correctamente. No les culpo, parece ser que todo el mundo odia a los Mulquianos. No sé que tiene la gente de esa región árida y apartada de la mano de nuestro Señor, en la que solo hay gente humilde y trabajadora que nos esforzamos por ser simpáticos y agradables a todo el mundo.

Pero es así, en mis 22 años que llevo en esta vida, solo he conocido el desprecio y la cara más dura de la vida hasta de mi propio entorno. Mi historia no lo puso fácil. Como no quería quedarme estancado en una zona tan hostil como es Mulquia, pronto emigre hacía otras zonas donde se prometía agua y comida a partes iguales. Así es como llegue Salamandría, ciudad oscura cuanto las haya. Allí conocí a muchas personas, ninguna de ellas agradable, pero que aún hoy mantengo contacto.

Y ahora llego a una nueva región Londries, ciudad donde hay mucho más cache y dinero que en Salamandría y Mulquia juntas. Escribo estas líneas mientras sobrevuelo los mares en busca de prometedor destino. Ya iré escribiendo sobre mi historia en este mismo diario.

Atentamente Hamrog

jueves, enero 05, 2012

Reflexiones de un año acabado

2011 ha sido el año. Un año nefasto para muchos, yo entre ellos. Todo comenzó ya en Enero, cuando estaba tan agobiado por trabajos y primeros exámenes que empecé a renunciar a mi vida social de forma masiva. Tenía que decir que no a amigos y familiares, deje de hacer cosas que solía hacer por ocio, entre ellas escribir. La escritura es algo grande que suele llenarme o vaciarme, dependiendo de la intención de esta. Que es algo grande es innegable. Ha enseñado al ser humano a evolucionar desde el principio de nuestros días. Nos ha transportado a realidades futuras, lejanas, próximas, antiguas, peores y mejores. Nos ha hecho reflexionar, compartir. Nos ha unido, distanciado y separado. Ha sido fuente de inspiración para muchos, y dedicación de por vida para otros. Con esto no quiero aburrirme hablando sobre las palabras escritas, impresas, o digitalizadas. Con esto solo quiero que seas capaz de comprender cuanto significa para mí, y a lo que me vi obligado a hacer para poder sacar adelante mis estudios. Para no defraudar ni dejar tirado a nadie.
Pero al caso, pasaban los meses y eso solo iba aumentando la presión que tenía encima. Ya no solo en mi vida laboral, que había llegado a ocupar 7 de los 7 días de la semana., sino que también la presión iba carcomiendo mi voluntad, mi fuerza, mis ganas de hacer y emprender nuevas cosas. Veía además que mi entorno también estaba fastidiado. Amigos que pasaban por una mala racha, familiares que empeoraban de salud… Ahora mirando con retrospectiva yo notaba que tampoco estaba demasiado bien, pero no le di demasiada importancia, achacando ciertas cosas al estrés y la falta de descanso y sosiego en mi vida. Cosas que por miedo, por valentía y poco aprecio a mi propia salud pase por alto y reste importancia. Cosas que quizás, mirando con retrospectiva, no debería haber echo. Pero a lo hecho, pecho.
Así pues, llego la semana santa, dos semanas que se presentaban horriblemente agobiantes con los trabajos, el poco tiempo y demás pero, decidí que necesitaba tiempo. Tiempo del que no disponía. Así que coincidiendo con la venida de un amigo de fuera por esas fechas, aproveche para relajarme y disfrutar un poco. Con cosas tan sencillas como hacer una cena por mi cumpleaños, un cumpleaños del que se acordaron menos personas que el año anterior y que pasaba en soledad muy tranquilamente. Una cena tranquila, con su partida de Shogun, obligándoles a ver el primer capitulo de la serie de Juego de Tronos. En general, no tengo un mal recuerdo de ello, sino más bien, de lo que paso poco después. Como ya sabes me dio un infarto. Solo mi capacidad del manejo de los sueños me dio la suficiente entereza como para despertarme del sueño y descubrir que efectivamente, algo iba mal. Demasiado mal, pues tras una hora esperando a ver si la cosa menguaba decidí que lo más sensato era bajar a urgencia. Y fíjate, a pesar de otras absurdas veces que he bajado al medico, algo parecía ir mal, pero nadie sabia que era. Yo me fui recuperando, pasaban las horas, había dormido poco y mi mal humor iba en aumento al ver que no me querían sacar de allí. No te digo cuando me dicen… “vamos a ingresarte”. En fin… una pesadilla que se prolongaba al ver que volvía a quedarme sin respiración, ahogándome en mi propia mierda.
Pasaban las horas y estaba más lejos de volver a mi hogar pues habían decidido trasladarme a Madrid, la ciudad maldita para mí. Demasiados recuerdos, demasiadas cosas vividas. Y la cosa no pintaba bien. Al día siguiente entre en el quirófano. En medio del procedimiento viene a hablarme el cirujano… la cosa estaba peor de lo que se pensaban. Que iban a hacer esto, lo otro, que si me parecía bien. Coño tío, me tienes tumbado en una cama y me has abierto… ¿qué pasa si dices que no a un alguien que tiene un bisturí en la mano cuando te habla? Preferí no saberlo, al menos esa vez. Estaba débil, sin anestesia y sometiéndome a una intervención que parecía no ir tan bien como se figuraba. Pero bueno, para no alargar mucho la historia con anécdotas, la cosa quedo que tras esto, ya me temía lo peor. Sabes a que me refiero. A pasar otra vez por las manos de la Gélida Dama: La muerte o quizás algo peor.
Cada día que pasaba, veía como todo aquello que temía., todos aquellos fantasmas de cuando era un crio, aquellos fantasmas que marcaron mi adolescencia y mi forma de ser volvían de nuevo, juntos, con más fuerza a atormentarme. Se veía todo tan perdido… pero es justo lo que necesitaba. Me conoces lo suficiente para saber a lo que me refiero. “El luchador de las causas perdidas”, aquel que sigue luchando cuando todas las probabilidades están en contra. Sin rendirse, sin ceder. Esa parte oculta de mi salió a la luz. Un nuevo reto que superar cuando todo esta en contra. Pero era curioso. Esa parte de mi no debió salir nunca, pues iba en contra de mis deseos. Iba en contra de mi natura pues lo último que deseaba en el mundo. Era romper las promesas que me hice cuando era joven, era romper mi filosofía, mi ética y porque no, mi moral también. Me herí de esa forma, renuncie a todo aquello por mi familia. Ellos lo pasaban peor que yo, pues me quieren más de lo que yo me quiero a mi mismo. Pensé en como se sentirían si hubiera llevado a cabo mis antiguos planes. Planes con unos 14 años de antigüedad. Y la verdad, no soy tan cabrón como para hacerles eso. Y jamás lo seré.
El objetivo estaba marcado. Había una meta, un fin y el resultado ya sabía de antemano. No había lugar para la duda. Iba a salir de esa situación victorioso. Pero para ello necesitaba hacer ciertas cosas. Cuando me dejaron libre, volví a mi tierra, a mi verdadero hogar. La segunda etapa del camino ya había comenzado. Era tiempo de dejarlo todo, quizás para siempre. Pero no tenía miedo al fracaso, pues la convicción era firme. No dejaría a la vida que se librará de mí tan fácilmente. Tenía poco tiempo y no me despedí de todos aquellos de los que me hubiera gustado. Estaba todo preparado, yo, mi equipaje… la verdad es que este viaje me hubiera gustado emprenderlo solo. Era un tiempo en que necesitaba abstracción, necesitaba estar concentrado en la meta. No tenía que dejar que mi cuerpo se degenerara a la velocidad normal. Tenía que evitar que se acabase de estropear el mecanismo. Pero mi familia estaba decidida acompañarme hasta el fin del mundo. La verdad es algo que aún hoy me emociona y es un gesto bastante de agradecer. Pero que a la vez me dolía profundamente. Era una situación dura. La familia dividida. Sé que a mi madre, que fue la que más se trago esos meses de espera interminables la trate bastante mal. No le hacía demasiado caso, la solía dejar sola en casa mientras yo, seguía inmerso en batalla contra la vida, o más bien, contra el curso natural de la vida.
Los días pasaban y yo notaba que la cosa empeoraba de poco en poco. Por los ojos de mi familia presuponía que quizás era peor de lo que pensaba pero también podría ser que la espera les estaba minando más que a mí. Pues yo no tenía nada que perder. Yo ya sabía el resultado. El culmen de esta situación llego un día que me mareé por no desayunar. Había cenado poco la noche anterior por pereza a prepararme algo y por la mañana me desperté tarde y pase de desayunar. Total… bajada de azúcar, breve mareo, pero con un ratito en la cama se acabó la bobada. Más las preocupaciones de mi circulo cercano me hicieron ganar un fin de semana hospitalizado, del cual descubrí ciertas cosas que parece ser, fueron omitidas. Es gracioso pues más avanzaban los días los fantasmas cobraban más fuerza, haciendo acto de presencia. Una presencia pavorosa e imponente, haciéndose valer, intentando intimidarme con recuerdos dolorosos del pasado. Pero seguí adelante, como lo hubiera echo cualquiera. Sin retroceder, sin pestañear, sin temblar. Mirando al frente y desafiando a la muerte, una vez más.
Y el reto no se hizo de rogar. Pasados pocos días de salir, cuando las sombras de la noche habían tomado las calles, recibí la esperada llamada. ¿Estaba preparado? No lo se, creo que el resultado puede darnos la respuesta. ¿Cómo es el momento previo en el que pones tu vida a manos de completos desconocidos? Pues no me voy a detener en ello. Has de pensar, que la gente no suele ser demasiado narcisista. Existen cosas como los cargos de conciencia, los remordimientos, los sentimientos de culpabilidad. Ese tipo de cosas que por exis o por y, iban a apreciar ellos más la vida de los demás a lo que aprecias tu la tuya. Para muestra… no estarían allí, haciendo eso todos los días si no lo creyesen firmemente. Sabía que ellos harían su trabajo lo mejor posible, y yo por mi parte no iba a fallar. Me vuelvo a remitir a los resultados. Otros no hubieran echo lo que yo hice, otros no hubieran sacado valor donde no lo había. No se hubieran recuperado tan rápido, hubieran dejado ahogarse en un mar de anestesias y calmantes durante largo tiempo.
Es curioso como en la vida, hay personas que lo pasan mal, y otras que se aprovechan y viven por el mal de esas personas. Como la muerte puede destrozar familias enteras, arruinar prometedoras carreras, bajar a los famosos de su nube, dejar sin bienes a los millonarios. Pero también como puede haber vida tras la muerte, como puede catapultar la obra de una persona a su máximo esplendor, como puede renovar y renacer el ciclo sin fin. Supongo que todo es desde la perspectiva que se mire. Para algunos puede ser un milagro, un gesto hermoso que otra persona aproveche parte de los restos del cadáver de uno de sus seres queridos para montar las piezas que le faltan a otro, mientras que por el contrarió, habrá a gente que lo vean de la misma forma que vieron al monstruo de Frankestein cuando salió por primera vez por las calles del pequeño pueblo donde habitaba su creador. Si me preguntas por mi opinión, solo diré que a mi no me preocupa demasiado ni una cosa ni la otra. Piensa lo que quieras sobre mi, que yo te garantizo que hare lo mismo sobre ti.
Bueno, por no desviarme demasiado de la historia. Tras el trasplante, la cosa fue bien. Me conoces, sabes más detalles al respecto. Como salí de la uvi en tan solo en una semana, y del hospital en menos de un mes. Caminado por mi propio pie. Débil, con fuerzas suficientes para andar despacio. Firme pero seguro. La vida no paraba de ponerme escalones, pero yo sabía que con paciencia y perseverancia podría acabar de subir la escalera. Una escalera que no tiene fin.
Cuando parecía que todo empezaba a estabilizarse, la muerte viene a visitar a las personas cercanas a mí. Quizás la anécdota más curiosa, o debería decir la que más me hace pensar en la muerte de mi abuela. Murió en su cama, mientras dormía, por un ataque al corazón. Infarto… algo que no pudo conmigo meses atrás pudo con ella. Mismas circunstancias, parecidos procedimientos… En fin, a veces la vida nos pone a prueba una y otra vez, intentando vernos sufrir, haciendo que supliquemos a dioses, demonios, o fuerzas místicas por algo que en verdad no podemos determinar y se nos escapa de nuestra comprensión. Pero yo le digo una cosa a la vida. No te voy a dar ese placer nunca.
Con todo esto no pretendo dar lastima, ni que se diga pobrecito y toda esa mierda. Con esta breve explicación simplemente pretendo que entiendas que cuando digo que 2011 ha sido un año de mierda, no me vengas con gilipolleces del tipo… “venga, no será para tanto, o “seguro que exageras”. Si aún y con eso osas decirlo te puedo garantizar que firmas por un contrato para ser el accionista mayoritario de una de mis ostias.
A pesar de ser un mal año, han pasado cosas que hace tiempo imagine que sería difícil que pasaran. El ejemplo de la primavera árabe y los movimientos de los indignados posteriormente en el mundo occidental me han hecho ver que hay esperanza para librarnos del yugo de la sociedad moderna. Una sociedad en la que el engaño, el beneficio propio, el dinero y el tráfico de influencias vencen a la solidaridad, la verdad y los sueños. Que en una sociedad tan cerrada como era esa, donde se daban de manera habitual regímenes totalitarios, hayan sido capaces de romper las barreras opresoras y rebelarse por algo mejor es bastante loable. Pero siendo sinceros, nosotros lo tenemos más difícil. Tenemos experiencia en desbancar partidos, lideres y sistemas políticos pero seamos sinceros, la sociedad de hoy no esta dirigida por ellos. Quizás ellos tengan un control de la información enorme. Quizás sepan cosas que ocultan de manera masiva ya no solo a sus propios ciudadanos, sino al resto del planeta. Pero lo que hoy realmente oprime al pueblo es el dinero. Y los que controlan el dinero, son los bancos. La crisis de deuda europea, como ahora lo llaman los expertos, ha dejado de manifiesto quien es el verdadero poder en las sombras. ¿Por qué millones de personas hemos tenido que salvarles el culo a aquellos que nos ahogan en un mar de letras, hipotecas y tipos de interés? ¿Tan idiotas somos que incluso cuando quiebran, se les da miles de euros en prestaciones? Pero como siempre, el año en que los grupos han sabido hacer algo por fin, en este tema no iba a ser menos. El caso de Islandia es inspirador. Un país que dejo undir a sus bancos, y filiales de estos en su país… y fíjate, siguen viviendo. Ni se han hundido, ni se han muerto, ni ha pasado nada catastrófico para sus ciudadanos. Si miramos el mercado y la bolsa el interés de su deuda es menor que países como Grecia, Portugal, o Italia. Países a los cuales se les ha inyectado dinero y han tenido que hacer duras medidas de recorte. Puede que hable sin ser un gran experto. Algunos me tacharan de demagogo. Pero todos sabemos la verdad de lo que nos concierne.
Al ver cuanto llevo escrito de esta que pretendía ser una pequeña reflexión, creo que va siendo hora de empezar a concluir. Ha sido un año difícil para muchos, pues no me atrevo decir que para todos. Pero a mi no se me ha hecho tan difícil de llevar como se supondría. Y la verdad que el merito de esto último no lo tengo yo, sino el resto de personas que he tenido el gusto de conocer y rodearme este ultimo año. También están los amigos de siempre, que han sabido vencer a la distancia y el olvido para apoyarme y darme ánimos en los momentos que más lo necesitaba. Gente que ha sabido acogerme en su ciudad y arroparme como si fuera un hermano. Personas que han sabido sonreírme en los momentos en los que yo solo veía caras tristes. Todas esas personas que han evitado que me perdiese en la complejidad de mí ser en este último año. A todas ellas gracias, de corazón. Pero desde el primero, el de verdad. No desde los apaños de los anteriores.
Y para finalizar, debo hacer una advertencia. Una advertencia dirigida a ti, 2012. No se como eres pero ya tendremos tiempo de conocerte. Aún no sé de qué pie cojeas, cuales son tus gustos y predilecciones. No se con que nos sorprenderás, que nos darás o arrebatarás. Pero ten una cosa muy clara. Como me toques los cojones de la misma manera que tu amiguito pasado, prometo que te las verás conmigo. Te destruiré, te borraré de la faz de la existencia tal y como fue borrado el año 0 del calendario occidental. Y sabes que se como hacerlo. Y sabes que puedo hacerlo.

Atentamente Jv