jueves, enero 05, 2012

Reflexiones de un año acabado

2011 ha sido el año. Un año nefasto para muchos, yo entre ellos. Todo comenzó ya en Enero, cuando estaba tan agobiado por trabajos y primeros exámenes que empecé a renunciar a mi vida social de forma masiva. Tenía que decir que no a amigos y familiares, deje de hacer cosas que solía hacer por ocio, entre ellas escribir. La escritura es algo grande que suele llenarme o vaciarme, dependiendo de la intención de esta. Que es algo grande es innegable. Ha enseñado al ser humano a evolucionar desde el principio de nuestros días. Nos ha transportado a realidades futuras, lejanas, próximas, antiguas, peores y mejores. Nos ha hecho reflexionar, compartir. Nos ha unido, distanciado y separado. Ha sido fuente de inspiración para muchos, y dedicación de por vida para otros. Con esto no quiero aburrirme hablando sobre las palabras escritas, impresas, o digitalizadas. Con esto solo quiero que seas capaz de comprender cuanto significa para mí, y a lo que me vi obligado a hacer para poder sacar adelante mis estudios. Para no defraudar ni dejar tirado a nadie.
Pero al caso, pasaban los meses y eso solo iba aumentando la presión que tenía encima. Ya no solo en mi vida laboral, que había llegado a ocupar 7 de los 7 días de la semana., sino que también la presión iba carcomiendo mi voluntad, mi fuerza, mis ganas de hacer y emprender nuevas cosas. Veía además que mi entorno también estaba fastidiado. Amigos que pasaban por una mala racha, familiares que empeoraban de salud… Ahora mirando con retrospectiva yo notaba que tampoco estaba demasiado bien, pero no le di demasiada importancia, achacando ciertas cosas al estrés y la falta de descanso y sosiego en mi vida. Cosas que por miedo, por valentía y poco aprecio a mi propia salud pase por alto y reste importancia. Cosas que quizás, mirando con retrospectiva, no debería haber echo. Pero a lo hecho, pecho.
Así pues, llego la semana santa, dos semanas que se presentaban horriblemente agobiantes con los trabajos, el poco tiempo y demás pero, decidí que necesitaba tiempo. Tiempo del que no disponía. Así que coincidiendo con la venida de un amigo de fuera por esas fechas, aproveche para relajarme y disfrutar un poco. Con cosas tan sencillas como hacer una cena por mi cumpleaños, un cumpleaños del que se acordaron menos personas que el año anterior y que pasaba en soledad muy tranquilamente. Una cena tranquila, con su partida de Shogun, obligándoles a ver el primer capitulo de la serie de Juego de Tronos. En general, no tengo un mal recuerdo de ello, sino más bien, de lo que paso poco después. Como ya sabes me dio un infarto. Solo mi capacidad del manejo de los sueños me dio la suficiente entereza como para despertarme del sueño y descubrir que efectivamente, algo iba mal. Demasiado mal, pues tras una hora esperando a ver si la cosa menguaba decidí que lo más sensato era bajar a urgencia. Y fíjate, a pesar de otras absurdas veces que he bajado al medico, algo parecía ir mal, pero nadie sabia que era. Yo me fui recuperando, pasaban las horas, había dormido poco y mi mal humor iba en aumento al ver que no me querían sacar de allí. No te digo cuando me dicen… “vamos a ingresarte”. En fin… una pesadilla que se prolongaba al ver que volvía a quedarme sin respiración, ahogándome en mi propia mierda.
Pasaban las horas y estaba más lejos de volver a mi hogar pues habían decidido trasladarme a Madrid, la ciudad maldita para mí. Demasiados recuerdos, demasiadas cosas vividas. Y la cosa no pintaba bien. Al día siguiente entre en el quirófano. En medio del procedimiento viene a hablarme el cirujano… la cosa estaba peor de lo que se pensaban. Que iban a hacer esto, lo otro, que si me parecía bien. Coño tío, me tienes tumbado en una cama y me has abierto… ¿qué pasa si dices que no a un alguien que tiene un bisturí en la mano cuando te habla? Preferí no saberlo, al menos esa vez. Estaba débil, sin anestesia y sometiéndome a una intervención que parecía no ir tan bien como se figuraba. Pero bueno, para no alargar mucho la historia con anécdotas, la cosa quedo que tras esto, ya me temía lo peor. Sabes a que me refiero. A pasar otra vez por las manos de la Gélida Dama: La muerte o quizás algo peor.
Cada día que pasaba, veía como todo aquello que temía., todos aquellos fantasmas de cuando era un crio, aquellos fantasmas que marcaron mi adolescencia y mi forma de ser volvían de nuevo, juntos, con más fuerza a atormentarme. Se veía todo tan perdido… pero es justo lo que necesitaba. Me conoces lo suficiente para saber a lo que me refiero. “El luchador de las causas perdidas”, aquel que sigue luchando cuando todas las probabilidades están en contra. Sin rendirse, sin ceder. Esa parte oculta de mi salió a la luz. Un nuevo reto que superar cuando todo esta en contra. Pero era curioso. Esa parte de mi no debió salir nunca, pues iba en contra de mis deseos. Iba en contra de mi natura pues lo último que deseaba en el mundo. Era romper las promesas que me hice cuando era joven, era romper mi filosofía, mi ética y porque no, mi moral también. Me herí de esa forma, renuncie a todo aquello por mi familia. Ellos lo pasaban peor que yo, pues me quieren más de lo que yo me quiero a mi mismo. Pensé en como se sentirían si hubiera llevado a cabo mis antiguos planes. Planes con unos 14 años de antigüedad. Y la verdad, no soy tan cabrón como para hacerles eso. Y jamás lo seré.
El objetivo estaba marcado. Había una meta, un fin y el resultado ya sabía de antemano. No había lugar para la duda. Iba a salir de esa situación victorioso. Pero para ello necesitaba hacer ciertas cosas. Cuando me dejaron libre, volví a mi tierra, a mi verdadero hogar. La segunda etapa del camino ya había comenzado. Era tiempo de dejarlo todo, quizás para siempre. Pero no tenía miedo al fracaso, pues la convicción era firme. No dejaría a la vida que se librará de mí tan fácilmente. Tenía poco tiempo y no me despedí de todos aquellos de los que me hubiera gustado. Estaba todo preparado, yo, mi equipaje… la verdad es que este viaje me hubiera gustado emprenderlo solo. Era un tiempo en que necesitaba abstracción, necesitaba estar concentrado en la meta. No tenía que dejar que mi cuerpo se degenerara a la velocidad normal. Tenía que evitar que se acabase de estropear el mecanismo. Pero mi familia estaba decidida acompañarme hasta el fin del mundo. La verdad es algo que aún hoy me emociona y es un gesto bastante de agradecer. Pero que a la vez me dolía profundamente. Era una situación dura. La familia dividida. Sé que a mi madre, que fue la que más se trago esos meses de espera interminables la trate bastante mal. No le hacía demasiado caso, la solía dejar sola en casa mientras yo, seguía inmerso en batalla contra la vida, o más bien, contra el curso natural de la vida.
Los días pasaban y yo notaba que la cosa empeoraba de poco en poco. Por los ojos de mi familia presuponía que quizás era peor de lo que pensaba pero también podría ser que la espera les estaba minando más que a mí. Pues yo no tenía nada que perder. Yo ya sabía el resultado. El culmen de esta situación llego un día que me mareé por no desayunar. Había cenado poco la noche anterior por pereza a prepararme algo y por la mañana me desperté tarde y pase de desayunar. Total… bajada de azúcar, breve mareo, pero con un ratito en la cama se acabó la bobada. Más las preocupaciones de mi circulo cercano me hicieron ganar un fin de semana hospitalizado, del cual descubrí ciertas cosas que parece ser, fueron omitidas. Es gracioso pues más avanzaban los días los fantasmas cobraban más fuerza, haciendo acto de presencia. Una presencia pavorosa e imponente, haciéndose valer, intentando intimidarme con recuerdos dolorosos del pasado. Pero seguí adelante, como lo hubiera echo cualquiera. Sin retroceder, sin pestañear, sin temblar. Mirando al frente y desafiando a la muerte, una vez más.
Y el reto no se hizo de rogar. Pasados pocos días de salir, cuando las sombras de la noche habían tomado las calles, recibí la esperada llamada. ¿Estaba preparado? No lo se, creo que el resultado puede darnos la respuesta. ¿Cómo es el momento previo en el que pones tu vida a manos de completos desconocidos? Pues no me voy a detener en ello. Has de pensar, que la gente no suele ser demasiado narcisista. Existen cosas como los cargos de conciencia, los remordimientos, los sentimientos de culpabilidad. Ese tipo de cosas que por exis o por y, iban a apreciar ellos más la vida de los demás a lo que aprecias tu la tuya. Para muestra… no estarían allí, haciendo eso todos los días si no lo creyesen firmemente. Sabía que ellos harían su trabajo lo mejor posible, y yo por mi parte no iba a fallar. Me vuelvo a remitir a los resultados. Otros no hubieran echo lo que yo hice, otros no hubieran sacado valor donde no lo había. No se hubieran recuperado tan rápido, hubieran dejado ahogarse en un mar de anestesias y calmantes durante largo tiempo.
Es curioso como en la vida, hay personas que lo pasan mal, y otras que se aprovechan y viven por el mal de esas personas. Como la muerte puede destrozar familias enteras, arruinar prometedoras carreras, bajar a los famosos de su nube, dejar sin bienes a los millonarios. Pero también como puede haber vida tras la muerte, como puede catapultar la obra de una persona a su máximo esplendor, como puede renovar y renacer el ciclo sin fin. Supongo que todo es desde la perspectiva que se mire. Para algunos puede ser un milagro, un gesto hermoso que otra persona aproveche parte de los restos del cadáver de uno de sus seres queridos para montar las piezas que le faltan a otro, mientras que por el contrarió, habrá a gente que lo vean de la misma forma que vieron al monstruo de Frankestein cuando salió por primera vez por las calles del pequeño pueblo donde habitaba su creador. Si me preguntas por mi opinión, solo diré que a mi no me preocupa demasiado ni una cosa ni la otra. Piensa lo que quieras sobre mi, que yo te garantizo que hare lo mismo sobre ti.
Bueno, por no desviarme demasiado de la historia. Tras el trasplante, la cosa fue bien. Me conoces, sabes más detalles al respecto. Como salí de la uvi en tan solo en una semana, y del hospital en menos de un mes. Caminado por mi propio pie. Débil, con fuerzas suficientes para andar despacio. Firme pero seguro. La vida no paraba de ponerme escalones, pero yo sabía que con paciencia y perseverancia podría acabar de subir la escalera. Una escalera que no tiene fin.
Cuando parecía que todo empezaba a estabilizarse, la muerte viene a visitar a las personas cercanas a mí. Quizás la anécdota más curiosa, o debería decir la que más me hace pensar en la muerte de mi abuela. Murió en su cama, mientras dormía, por un ataque al corazón. Infarto… algo que no pudo conmigo meses atrás pudo con ella. Mismas circunstancias, parecidos procedimientos… En fin, a veces la vida nos pone a prueba una y otra vez, intentando vernos sufrir, haciendo que supliquemos a dioses, demonios, o fuerzas místicas por algo que en verdad no podemos determinar y se nos escapa de nuestra comprensión. Pero yo le digo una cosa a la vida. No te voy a dar ese placer nunca.
Con todo esto no pretendo dar lastima, ni que se diga pobrecito y toda esa mierda. Con esta breve explicación simplemente pretendo que entiendas que cuando digo que 2011 ha sido un año de mierda, no me vengas con gilipolleces del tipo… “venga, no será para tanto, o “seguro que exageras”. Si aún y con eso osas decirlo te puedo garantizar que firmas por un contrato para ser el accionista mayoritario de una de mis ostias.
A pesar de ser un mal año, han pasado cosas que hace tiempo imagine que sería difícil que pasaran. El ejemplo de la primavera árabe y los movimientos de los indignados posteriormente en el mundo occidental me han hecho ver que hay esperanza para librarnos del yugo de la sociedad moderna. Una sociedad en la que el engaño, el beneficio propio, el dinero y el tráfico de influencias vencen a la solidaridad, la verdad y los sueños. Que en una sociedad tan cerrada como era esa, donde se daban de manera habitual regímenes totalitarios, hayan sido capaces de romper las barreras opresoras y rebelarse por algo mejor es bastante loable. Pero siendo sinceros, nosotros lo tenemos más difícil. Tenemos experiencia en desbancar partidos, lideres y sistemas políticos pero seamos sinceros, la sociedad de hoy no esta dirigida por ellos. Quizás ellos tengan un control de la información enorme. Quizás sepan cosas que ocultan de manera masiva ya no solo a sus propios ciudadanos, sino al resto del planeta. Pero lo que hoy realmente oprime al pueblo es el dinero. Y los que controlan el dinero, son los bancos. La crisis de deuda europea, como ahora lo llaman los expertos, ha dejado de manifiesto quien es el verdadero poder en las sombras. ¿Por qué millones de personas hemos tenido que salvarles el culo a aquellos que nos ahogan en un mar de letras, hipotecas y tipos de interés? ¿Tan idiotas somos que incluso cuando quiebran, se les da miles de euros en prestaciones? Pero como siempre, el año en que los grupos han sabido hacer algo por fin, en este tema no iba a ser menos. El caso de Islandia es inspirador. Un país que dejo undir a sus bancos, y filiales de estos en su país… y fíjate, siguen viviendo. Ni se han hundido, ni se han muerto, ni ha pasado nada catastrófico para sus ciudadanos. Si miramos el mercado y la bolsa el interés de su deuda es menor que países como Grecia, Portugal, o Italia. Países a los cuales se les ha inyectado dinero y han tenido que hacer duras medidas de recorte. Puede que hable sin ser un gran experto. Algunos me tacharan de demagogo. Pero todos sabemos la verdad de lo que nos concierne.
Al ver cuanto llevo escrito de esta que pretendía ser una pequeña reflexión, creo que va siendo hora de empezar a concluir. Ha sido un año difícil para muchos, pues no me atrevo decir que para todos. Pero a mi no se me ha hecho tan difícil de llevar como se supondría. Y la verdad que el merito de esto último no lo tengo yo, sino el resto de personas que he tenido el gusto de conocer y rodearme este ultimo año. También están los amigos de siempre, que han sabido vencer a la distancia y el olvido para apoyarme y darme ánimos en los momentos que más lo necesitaba. Gente que ha sabido acogerme en su ciudad y arroparme como si fuera un hermano. Personas que han sabido sonreírme en los momentos en los que yo solo veía caras tristes. Todas esas personas que han evitado que me perdiese en la complejidad de mí ser en este último año. A todas ellas gracias, de corazón. Pero desde el primero, el de verdad. No desde los apaños de los anteriores.
Y para finalizar, debo hacer una advertencia. Una advertencia dirigida a ti, 2012. No se como eres pero ya tendremos tiempo de conocerte. Aún no sé de qué pie cojeas, cuales son tus gustos y predilecciones. No se con que nos sorprenderás, que nos darás o arrebatarás. Pero ten una cosa muy clara. Como me toques los cojones de la misma manera que tu amiguito pasado, prometo que te las verás conmigo. Te destruiré, te borraré de la faz de la existencia tal y como fue borrado el año 0 del calendario occidental. Y sabes que se como hacerlo. Y sabes que puedo hacerlo.

Atentamente Jv