miércoles, julio 30, 2014

Cereales

Era un día cualquiera en la vida del cereal transgénico criado en la cara oculta de Marte. Dónde los marcianos correteaban entre los cultivos, desnudos, verdes y hermosos. Los animales mataban salvajemente y el cereal crecía sin tener en cuenta las cosas que ocurrían en él.
            Trix-32R era lo que se podría llamar en la tierra simple y vulgar trigo. Pero en la cara oculta del plante rojo no todo es tan vulgar como en la tierra. El Trix-32R junto con sus hermanos transgénico Trix-33R y las porciones Trix-34R y Trix 34T habían hecho estragos en los ricos nitratos del suelo de Marte, cogiendo así diversas cualidades un tanto insólitas. Por ejemplo el Trix-33R cuando veía alguna de las lunas que orbitaban en Saturno comenzaba a cantarles baladas de amor. Los Trix-34 hacían partidas de poker clandestino, desnudando en ocasiones, a los incautos que se atrevían a apostarse algo con un cereal. Por todas estas cosas, y por las que hemos decidido omitir, los encargados de la plantación decidieron que había llegado la hora de recoger los frutos. Los cereales, claro está, tenían una opinión muy diferente al respecto. Opusieron una feroz resistencia. El primero en caer fue Trix-33R. A causa de su extraño gusto por las lunas de Santurno, en mitad de una pelea con los agricultores no pudo evitar recitar unos versos a Helena y Dione, que brillaban esa noche en el cielo del planeta rojo. Los Trix-34 mataron a unos cuantos, sobornaron a otros con lo que habían sacado de las partidas de poker, antes de que les llegara su turno. Y así, todos y cada uno de los Trix fueron ejecutados y elaborados en ricos y nutritivos cereales de desayuno.
            La historia que contamos a continuación es la historia de uno de estos Trix, convertido y envasado en cereal de desayuno, el cual desarrolló conciencia propia dentro de su caja. La cual... por circunstancias y errores marcianos... fue a parar a un pequeño supermercado de una localidad española. El Trix en cuestión era el llamado Trix-32R, cuya habilidad adquirida durante su fase de cultivo fue el teletransporte. Pero volvemos al supermercado de origen alemán dónde una mañana cualquiera una chica pequeña y su madre compraban despreocupadamente la comida del mes. Moratoria de ojos azules como el mar y cabellos claros cual brillo solar, tiraba despreocupada de su madre Anabel echando en el carro todo lo que veía interesante: Galletas cubiertas de chocolate, aquel cacao del conejo psicópata, la leche de aquella vaca con la sonrisa extremadamente amplia y cómo no amigos míos... la caja donde ahora residía Trix-32R. Por supuesto Trix era lo suficientemente inteligente como para no dar señales visibles de su inteligencia superior. Se hizo pasar por comida de aquellos alienígenas terrícolas. Le manosearon, agitaron, y le metieron en un cajón oscuro con otros alimentos inferiores. En definitiva, le humillaron más de lo que le habían hecho aquella gente que mataron a sus hermanos 33 y los gemelos 34. Y eso lo pagarían.
            Espero paciente hasta que no percibió actividad humana relevante. Y entonces, empezó su operación. Salió de aquel antro muerto que llamaban cajón y se dirigió rápido al salón. Dónde Adolfo, la cabeza familiar, dormía mientras en la televisión echaban un combate de boxeo. Trix-32R abrió su caja y dejó escapar sus ricos y jugosos copos introduciéndolos despacio en los labios grasientos de Adolfo. Notó, como se los comía, como parte de él empezaba a formar parte de la de aquel humano. Consiguió colarse en su riego sanguíneo y... cambiar sus recuerdos. Pero algo no salió como el Trix esperaba. Anabel entró al salón, con un camisón de dormir y ahogó un grito al verle colarse en el sistema nervioso de su marido. Trix-32R resonó como lo haría una puerta oxidada ante una ráfaga de viento, destruyendo su envoltorio y neutralizando la amenaza improvisada.
            Moratoria se despertó a la mañana siguiente y saludo alegre a sus padres, que estaban desayunando tranquilamente en la mesita redonda del salón. La pequeña buscó los cereales una vez tuvo hecho su bol con leche pero no los encontró.
            -Mamá, ¿Dónde están los cereales?
            -¿Qué cereales cielo?
            -Los que compramos ayer
            -Ayer no compramos cereales cariño
            -Pero si yo...
            -No cielo, no te equivoques, ayer no compramos cereales.

            Un brillo de inteligencia maligna ajena  paso fugaz por los ojos de la madre antes de seguir desayunando tranquilamente.