viernes, mayo 08, 2015

Inquisición en la era de los dragones



La verdad es que quería iniciar esta sección con algo lo suficientemente épico y relevante como para que mereciera la pena iniciar esta sección. Y creo que al final lo he encontrado. Algo que merezca la pena encabezar la lista de la sección crítica de mi blog. Hablo del videojuego “Dragon Age: Inquisition”.
Antes de nada, querido lector, debo advertirte que se hablará del juego y de la saga en profundidad. O al menos en la profundidad que mi experiencia y el formato blog nos permiten. En otras palabras, esto es una advertencia de Spoilers, así que date por avisado.
Si estás leyendo esto es que o te dan igual los spoilers, o no sabes lo que son o te has pasado los  juegos. Sea como fuere, bienvenido. Aunque la tarea que se pone por delante es complicada, pues se puede abarcar mucho y tampoco es cuestión de hacer un artículo de opinión. Mi idea con esto es dar un par de pinceladas brevemente sobre el juego, y si alguien quiere añadir algo, o debatir para eso están los comentarios del blog.
La saga del Dragon Age comienza allá en el año 2009 siendo la sucesora espiritual de otro gran juego de rol: Baldur´s Gate. Aunque la compañía de ambos juegos, Bioware, creó los NeverWinter Nigth´s que guardaban parecido y relevancia con el juego anteriormente mencionado parece ser que no le dieron la categorización que se merecían. A mi juicio, otro gran juego que extrapola de buena forma los juegos de rol de mesa de Dungeons and Dragons. A pesar de todo y volviendo al juego que nos ocupa, el Dragon Age no es parte de un escenario de D&D ni semejante, sino que es un mundo propio y aparte en el que nos sumergimos de lleno gracias a la acción y el guion del juego como ya pasó 2 años antes con el Mass Efect. Por una serie de circunstancias, nos vemos ingresando en la orden de guerreros consagrados a parar las invasiones de los engendros tenebrosos. Y ahí empieza todo. Para intentar evitar no destripar todos los juegos, diré que las tramas políticas, religiosas, con la amenaza real de la invasión de los engendros, hacen que el juego te arrastre más y más hacia la historia, casi sin importar demasiado las casualidades que te llevan a conocer a ciertos personajes, a profundizar en la historia del mundo o a plantearte un por qué a mí.
Si bien es cierto que comparte muchas similitudes con su mentor futurista, Dragon Age se diferencia del Mass Effect por ser más rol puro, con una toma de decisiones en la creación de tu personaje que recuerdan más a esos juegos de tableros de los que hablábamos antes. Mucho más comercial, sin duda, ya que el abanico de posibilidades es sin duda, reducido en comparación con lo que podía ser un Neverwinter. Por otra parte, el tratamiento de los personajes es igual de completo que en Mass Effect, ya que cada uno de los compañeros que pueden ayudarte a hacer frente a la ruina de los engendros tenebrosos, también te da pinceladas sobre regiones del mundo, su cultura, la forma de pensar de los personajes y muchas veces debes luchar para que las pasiones o traiciones no salpiquen tu propósito final.
En la segunda entrega de la saga Dragon Age, nos encontramos con una historia extrañamente diferente a la del primer juego, pero con su repercusión parecida. En este caso encarnamos al primogénito de una familia que huye de aquello que tu luchas en el primer juego. Y mientras tu “otro” yo se desloma solucionando los problemas, tu nuevo protagonista prospera en una nueva ciudad, en otro continente descubriendo poco a poco los entramados y el funcionamiento de la nueva ciudad. Y en mitad de un juego que empiezas a comprender donde la gente sospecha de ti por hacerte famoso en una ciudad extranjera, se desata el desencadenante. Un desencadenante que te obliga a tomar partido por un bando u otro. Como defensor de una de las creencias religiosas, o a favor del grupo de la gente practicante de la magia.
Y años después comienza la tercera entrega. Años después tanto en el juego, como en la vida real ya que el Dragon Age: Inquisition sale a finales del 2014. En este juego, al menos, el follón te lo comes al principio del juego y no casi al final como pasaba en el dos. Tras los acontecimientos de ambos juegos, varios representantes de unos y otros bandos se reúnen para hablar de la tenue paz que se mantiene. Entonces todo vuela por los aires y resulta que tú eres el único superviviente y encima, tienes amnesia. Maravillosa forma de empezar de nuevo. Para poner orden al creciente caos y malestar que se genera, un pequeño grupo reducido de personas, algunos personajes de otros juegos anteriores, se crea la inquisición. Exacto mi querido lector, de ahí viene el nombre del juego. La inquisición tendrá que hacer frente a los problemas que han surgido de la explosión, las muertes y las tramas que llevaron a que todo volara por los verdes aires.
Personalmente, de los tres juegos creo que Inquisition es el mejor de los tres. Por su historia, sus tramas, y el mundo abierto que se incorpora a esta entrega que hacen alargar la experiencia de juego en un montón de horas. Lo que es de agradecer, ya que parece que tenemos que acostumbrarnos con pagar una barbaridad de dinero por un juego y pasárnoslo a las 8 horas sin posibilidad muchas veces de una reutilización. Cada sub-trama que puedes tratar antes que la historia principal, repercute en el mundo de una forma u otra. Varric y el lirio rojo, puede ser un ejemplo de esto. El apartado técnico es alto, pero se podría mejorar. Algunas texturas o comportamientos de la IA aún podrían mejorarse mucho, pero en comparación con los juegos anteriores son bastante buenos. También es cierto que no he podido tirarlo al 100% de sus capacidades así que si hay alguien que esté en contra de mis palabras, espero que me disculpe. La historia, como siempre, buena. Cierto es que hay algunas cosas que aparecen de forma demasiado gratuita, o son poco creíbles. El enfrentamiento final con la fortaleza voladora, el desgarro de la fortaleza de los guardias grises o incluso las avalanchas que se provocan para parar al ejército que te “sorprende” en el primer ataque son algunas cosas que te hacen quedarte con cara de bobo. No obstante, la grandilocuencia de dichos acontecimientos y su encaje en la historia principal hace que se “disculpen” un poco esas cosas. La mayoría de personajes también tienen su pasado y su profundidad. Algunos es cierto que los conoces en otras entregas y son cosas meta-narrativas algo con lo que supongo que juegan también un poco con ello. Si no… ¿Qué sentido tendría traer personajes pasados tantos años a lugares del mundo tan diferentes?
Con todo deja una buena sensación el acabado. También es cierto que la forma en la que acaba no sólo deja abierta la puerta a una cuarta entrega, sino que también deja entrever el tamaño del enemigo al que te enfrentas y la escalada de poder brutal a la que deberás afrontar. No obstante es peligroso jugar a tan alto niveles, pues las cosas se pueden descontrolar un poco. A mi parecer. Pero… no quiero aventurarme a posibles tramas de dioses y poderes divinos.