La
verdad es que quería iniciar esta sección con algo lo suficientemente épico y
relevante como para que mereciera la pena iniciar esta sección. Y creo que al
final lo he encontrado. Algo que merezca la pena encabezar la lista de la
sección crítica de mi blog. Hablo del videojuego “Dragon Age: Inquisition”.
Antes
de nada, querido lector, debo advertirte que se hablará del juego y de la saga
en profundidad. O al menos en la profundidad que mi experiencia y el formato
blog nos permiten. En otras palabras, esto es una advertencia de Spoilers, así
que date por avisado.
Si
estás leyendo esto es que o te dan igual los spoilers, o no sabes lo que son o
te has pasado los juegos. Sea como
fuere, bienvenido. Aunque la tarea que se pone por delante es complicada, pues
se puede abarcar mucho y tampoco es cuestión de hacer un artículo de opinión.
Mi idea con esto es dar un par de pinceladas brevemente sobre el juego, y si
alguien quiere añadir algo, o debatir para eso están los comentarios del blog.
La
saga del Dragon Age comienza allá en el año 2009 siendo la sucesora espiritual
de otro gran juego de rol: Baldur´s Gate. Aunque la compañía de ambos juegos,
Bioware, creó los NeverWinter Nigth´s que guardaban parecido y relevancia con
el juego anteriormente mencionado parece ser que no le dieron la categorización
que se merecían. A mi juicio, otro gran juego que extrapola de buena forma los
juegos de rol de mesa de Dungeons and Dragons. A pesar de todo y volviendo al
juego que nos ocupa, el Dragon Age no es parte de un escenario de D&D ni
semejante, sino que es un mundo propio y aparte en el que nos sumergimos de
lleno gracias a la acción y el guion del juego como ya pasó 2 años antes con el
Mass Efect. Por una serie de circunstancias, nos vemos ingresando en la orden
de guerreros consagrados a parar las invasiones de los engendros tenebrosos. Y
ahí empieza todo. Para intentar evitar no destripar todos los juegos, diré que
las tramas políticas, religiosas, con la amenaza real de la invasión de los
engendros, hacen que el juego te arrastre más y más hacia la historia, casi sin
importar demasiado las casualidades que te llevan a conocer a ciertos
personajes, a profundizar en la historia del mundo o a plantearte un por qué a
mí.
Si
bien es cierto que comparte muchas similitudes con su mentor futurista, Dragon
Age se diferencia del Mass Effect por ser más rol puro, con una toma de
decisiones en la creación de tu personaje que recuerdan más a esos juegos de
tableros de los que hablábamos antes. Mucho más comercial, sin duda, ya que el abanico
de posibilidades es sin duda, reducido en comparación con lo que podía ser un
Neverwinter. Por otra parte, el tratamiento de los personajes es igual de
completo que en Mass Effect, ya que cada uno de los compañeros que pueden
ayudarte a hacer frente a la ruina de los engendros tenebrosos, también te da
pinceladas sobre regiones del mundo, su cultura, la forma de pensar de los
personajes y muchas veces debes luchar para que las pasiones o traiciones no
salpiquen tu propósito final.
En
la segunda entrega de la saga Dragon Age, nos encontramos con una historia
extrañamente diferente a la del primer juego, pero con su repercusión parecida.
En este caso encarnamos al primogénito de una familia que huye de aquello que
tu luchas en el primer juego. Y mientras tu “otro” yo se desloma solucionando
los problemas, tu nuevo protagonista prospera en una nueva ciudad, en otro
continente descubriendo poco a poco los entramados y el funcionamiento de la
nueva ciudad. Y en mitad de un juego que empiezas a comprender donde la gente
sospecha de ti por hacerte famoso en una ciudad extranjera, se desata el
desencadenante. Un desencadenante que te obliga a tomar partido por un bando u
otro. Como defensor de una de las creencias religiosas, o a favor del grupo de
la gente practicante de la magia.
Y
años después comienza la tercera entrega. Años después tanto en el juego, como
en la vida real ya que el Dragon Age: Inquisition sale a finales del 2014. En
este juego, al menos, el follón te lo comes al principio del juego y no casi al
final como pasaba en el dos. Tras los acontecimientos de ambos juegos, varios
representantes de unos y otros bandos se reúnen para hablar de la tenue paz que
se mantiene. Entonces todo vuela por los aires y resulta que tú eres el único
superviviente y encima, tienes amnesia. Maravillosa forma de empezar de nuevo.
Para poner orden al creciente caos y malestar que se genera, un pequeño grupo
reducido de personas, algunos personajes de otros juegos anteriores, se crea la
inquisición. Exacto mi querido lector, de ahí viene el nombre del juego. La
inquisición tendrá que hacer frente a los problemas que han surgido de la
explosión, las muertes y las tramas que llevaron a que todo volara por los
verdes aires.
Personalmente,
de los tres juegos creo que Inquisition es el mejor de los tres. Por su
historia, sus tramas, y el mundo abierto que se incorpora a esta entrega que
hacen alargar la experiencia de juego en un montón de horas. Lo que es de
agradecer, ya que parece que tenemos que acostumbrarnos con pagar una
barbaridad de dinero por un juego y pasárnoslo a las 8 horas sin posibilidad
muchas veces de una reutilización. Cada sub-trama que puedes tratar antes que
la historia principal, repercute en el mundo de una forma u otra. Varric y el
lirio rojo, puede ser un ejemplo de esto. El apartado técnico es alto, pero se
podría mejorar. Algunas texturas o comportamientos de la IA aún podrían
mejorarse mucho, pero en comparación con los juegos anteriores son bastante
buenos. También es cierto que no he podido tirarlo al 100% de sus capacidades
así que si hay alguien que esté en contra de mis palabras, espero que me
disculpe. La historia, como siempre, buena. Cierto es que hay algunas cosas que
aparecen de forma demasiado gratuita, o son poco creíbles. El enfrentamiento
final con la fortaleza voladora, el desgarro de la fortaleza de los guardias
grises o incluso las avalanchas que se provocan para parar al ejército que te “sorprende”
en el primer ataque son algunas cosas que te hacen quedarte con cara de bobo.
No obstante, la grandilocuencia de dichos acontecimientos y su encaje en la
historia principal hace que se “disculpen” un poco esas cosas. La mayoría de
personajes también tienen su pasado y su profundidad. Algunos es cierto que los
conoces en otras entregas y son cosas meta-narrativas algo con lo que supongo
que juegan también un poco con ello. Si no… ¿Qué sentido tendría traer
personajes pasados tantos años a lugares del mundo tan diferentes?
Con
todo deja una buena sensación el acabado. También es cierto que la forma en la
que acaba no sólo deja abierta la puerta a una cuarta entrega, sino que también
deja entrever el tamaño del enemigo al que te enfrentas y la escalada de poder
brutal a la que deberás afrontar. No obstante es peligroso jugar a tan alto
niveles, pues las cosas se pueden descontrolar un poco. A mi parecer. Pero… no
quiero aventurarme a posibles tramas de dioses y poderes divinos.