Y no querido lector, no es que me haya vuelto loco y me
ponga a plagiar películas o hacer comentarios críticos sobre estas, si no que
me ha parecido oportuno titular así esta entrada de opinión.
Lo que
parece un título de coña, es en verdad la conclusión de una reflexión profunda
acerca del panorama de nuestra sociedad actual. Pensarlo fríamente. En nuestra
sociedad actual, la violencia, la brutalidad, el caos y el impacto visual están
a la orden del día. No solo en películas de acción, donde se promueve este tipo
de comportamientos sino en nuestro día a día, con cosas cotidianas como los telediarios.
Cada vez imágenes de violencia innecesaria golpean nuestra retina sin piedad, manteniéndonos
al corriente de la crueldad de la guerra, el drama de la violencia doméstica o simplemente
el procedimiento quirúrgico seguido en ciertos quirófanos punteros de nuestro
país. Y nosotros estamos tan acostumbrado a este tipo de violencia, que ni se
nos quita el apetito. Seguimos comiendo tan campantes nuestros almuerzos,
aperitivos o cenas. Sin apenas pestañear de ese torrente de imágenes que nos
golpean.
Pero
hay amigo, la cosa cambia cuando hablamos de otras cosas más naturales de la
vida, como las muestras de afecto en todos sus sentidos. Y no me refiero solo a
la vertiente pornográfica de todo esto. Todos sabemos que es tabú en nuestra
sociedad las muestras públicas de afecto. Ya sea por concepciones ideológicas
de cualquier tipo, o simplemente porque nos molesta ver felices a nuestros
semejantes. Sí, no me lean así. Porque es cierto. Cuántas veces, por suerte
hasta hace poco tiempo, si iban caminando y dos hombres se besaban se escuchaba
algún comentario despectivo. O si se enteraba de que algún conocido de un
físico no muy envidiable se echaba a una pareja atractiva, se hacía algún
comentario jocoso de desaprobación. Por el contrario, pocas personas se
escandalizarían de la misma forma si dos borrachos comienzas a darse mamporros
a la salida de un bar, o si algún familiar le enseñaba las fotos de la caza que
realizó el fin de semana.
Espero
que con esto, haya hecho reflexionar a algún que otro lector, pues como
reflexión final me atrevo a preguntar en voz alta. ¿Y qué es más natural, la
violencia o el amor?