Es curioso cómo sin darnos cuenta, somos
espectadores de la maldad y la crueldad
con la que funciona el mundo. A
estas alturas de la vida, nadie pone en duda que el mundo no está compuesto por
personas buenas o malas. El mundo está compuesto por personas grises, y cada
tono de gris es lo que nos hace diferente, pues puede haber grises parecidos,
pero no iguales. Es el mundo, las circunstancias, y en menos medida nuestras
propias decisiones, los que nos llevan a esas tonalidades de gris. A ser buenos
o malos. Una persona "buena" puede cometer actos malos y una persona
"mala" buenos. Es el destino, la vida, las circunstancias lo que
mueve a la sociedad. A la vida en general.
Miremos
un poco conceptos primarios que tenemos en el ser humano. El concepto de héroe,
por ejemplo. Se categoriza de héroes a personas que suelen haber hecho algo que
les ha costado la vida. A sus buenas acciones en vida puede que nadie les haya
prestado atención pero parece que el paso de la muerte las elevan y le
convierten a ellos en héroes. Un bombero, un policía, un soldado que no haya
muerto protegiendo a los demás no tiene esa categoría nunca. Un médico que
salva vidas puede ser un médico nefasto e imprudente si no consigue salvar la
vida de uno de sus pacientes. En cambio, si el médico se suicidara para que su
paciente pudiera salvar la vida, sería un héroe. Por el contrario, el concepto
de villano parece algo extinto. Difuminado en el tiempo y la fantasía. Pues
esas personas que antes se llamaban villanos son las que hoy en día gobiernan
con engaños y otros subterfugios, robando y aprovechándose de toda la gente que
un día confiaron en ellos.
Para
más señas de que el mundo es un lugar hostil podemos ver el tema de los sacrificios.
El mundo exige sacrificios. Sacrificios que suelen ser hecho por personas
justas y buenas para que otras menos dignas puedan seguir con su vida. Y no
hablo sólo de sacrificios en su máxima expresión, donde un individuo pierde la
vida. También es un sacrificio hacer algo que no quieres para beneficiar a
otro. ¿Cuántas personas se sacrifican a diario en trabajos que no les llenan
para dar de comer a su familia? El mundo exige esos sentimientos positivos para
satisfacer y contrarrestar sus propias ansias de maldad. Karma, lo llamarían
algunos. En dónde el destino pone lo malo y nosotros acabamos poniendo lo
bueno. Pocas personas conozco que les haya venido todo dado. Normalmente la
historia es la misma, persona triunfadora que llega a donde está con esfuerzo,
trabajo y sacrificio. Es verdad que a veces el momento adecuado, el lugar
correcto y la suerte ayudan. Pero sólo con eso no te mantienes. Sin talento, ni
trabajo duro la suerte, el momento y el lugar de poco importan.
Está
claro que en la vida no puedes salvar a todas las personas. Ni si quiera a
aquellas que has cogido más aprecio. La vida es dura y te da a siempre a elegir
cosas contradictorias y excluyentes. Si intentas salvarlos a todos, acabas fallándote
a ti mismo, y eso implica perderte por caminos de los que quizá jamás vuelvas.
En cambio si consigues salvarte primero, puedas salvar a alguno más con ese
tiempo extra que le has ganado a la vida. Es una lección cruel, que he
aprendido por las malas no hace mucho. Pero si aún así estas pensando en
sacrificarte. En pasar a ser un héroe ánimo, piensa bien si tu sacrificio va a
merecer la pena.