Volvemos a la carga con otra entrada para el apartado de
críticas, esta vez de una de mis series favoritas: True Detective. O bueno, mi
serie favorita si no contamos esta segunda temporada. ¿Qué ha pasado? ¿Qué es
eso? ¿Vosotros también tenéis la sensación de haber perdido el tiempo durante
toda la temporada?
Sí, es cierto, tenía muchas esperanzas puestas en la
segunda temporada. Y es cierto que me pasó justo lo contrario de cuando le di
una oportunidad a la primera. En la primera no esperaba absolutamente nada, de
hecho empecé viéndola a regañadientes por recomendación y por no tener a mano
nada más del género negro para ver. Pero visto el primer capítulo no pude
escapar de la espiral de tramas, subtramas, flashback y falsos culpables que la
serie nos daba. Y es que ese rollito místico a lo H.P.Lovecraft con los cultos
profanos a dioses espirituales y poderosos solo hacía que atraerme y gustarme
más. Fue una buena serie, una buena temporada, en la que se juega con el
espectador, sembrándolo de dudas en un mar de narcóticos y psicotrópicos que
hacían dudar de la moralidad y el valor de la vida humana. Además se persigue a
un asesino en serie que cuenta sin saberlo con influencias en altas esferas, pues
en parte, todos son cómplices de una realidad que no es ajena.
Pero vemos la segunda temporada y esperas que al menos,
tenga una historia sólida, consistente, que se fundamente en algo más que jugar
al despiste. Porque es lo que hacen durante toda la temporada, liar el fino
hilo argumental del que se sustenta. Un hilo argumental que se puede resumir
perfectamente en una frase. Pero claro, puede parecer complejo si le añadimos
cinco protagonistas, desinformación, flashback forzados y traumas sin resolver
de un pasado que nada tiene que ver con la historia principal. No contentos con
eso, al tema van añadiendo secundarios con fuerte peso en la historia, que se entretejen
con las historias de los personajes principales y despistan de la supuesta
trama principal. Podrían ser alguno de los protagonistas algo carismáticos, que
engañen al espectador de alguna forma para sentir empatía pero si nos salimos
de los clichés que nos proponen de la ninfómana, el homosexual, el típico gánster
o el matón, no nos queda ni un resquicio de humanidad en los personajes. Podría
tener un final envolvente, que aunque fuese rápido te fuera atrapando, haciendo
que corrieses hacia el para que esa rapidez final no resultara extraña. Pero
tampoco ocurre eso. Ocurren muchas cosas que van desde lo absurdo hasta lo
sorprendente. Cosas que por no hacer spoiler diré que desde un punto de vista
interno podrían parecer lógicas desde la piel de los personajes aunque si nos
alejamos un poco sean una auténtica chorrada.
No todo es malo en la segunda temporada de True
Detective. Debo agradecer que me hayan descubierto a lera Lynn, la cantante del
Pub donde se reunían dos de los personajes protagonistas y que por casualidades
de la vida, acaba siendo un escenario recurrente en toda la serie. Esta
cantante tiene un par de discos bastante interesantes que poco tiene que ver
con sus canciones para la serie, sin duda, las más oscuras que se pueden
encontrar en la discografía.
Para finalizar esta crítica debo decir que pudiendo hacer
las cosas bien no hay necesidad de joderla y perdón por la expresión. Es cierto
que últimamente la calidad de los productos audiovisuales es inmensa, y que
actualmente no nos conformamos con series mediocres teniendo a nuestra
disposición series que sin duda pasarán a la historia. Y es que eso es lo que
ha pasado. Hemos matado al detective sobresaliente para sustituirlo por uno mediocre.
¿Acaso debemos conformarnos con la mediocridad? Pudiendo hacer las cosas bien, hagámoslas
bien.