Todo lo bello murió. O se extinguió. No sé cuál es el
término correcto para esto. Simplemente un día desapareció. Sin avisar. Sin dar
explicaciones. Simplemente un día ya no estaba. De la noche a la mañana. Sin
dar explicación. Simplemente, se fue.
La verdad, no lo vimos venir. Estábamos demasiado
ocupados con nuestras cosas. Nuestras vidas eran… o son… lo más importante. Los
avances de la ciencia colmaban nuestro día a día. Solucionábamos problemas,
descubríamos nuevas especies a la vez que conquistábamos el espacio. Con
presteza nos convertimos en una de las razas más cerca de la perfección. Éramos
más rápidos, más eficientes, más sanos, más fuertes… Cada uno tenía su propia
meta, su propio logro que alcanzar. Y todas las metas individuales encajaban a
la perfección en el complicado entramado de engranajes que hacía mover a la
sociedad. Si falla alguien, hace que el sistema se resienta. Por eso que otros
pueden tachar de egoísmo no es más que un bien mayor. Algo que nos beneficia a
todos.
Pero hemos perdido la belleza. Ese concepto que parecía y
suena a importante. Los expertos dicen que se fue. Otros dicen que hemos
alcanzado tal punto de perfección que la belleza está en todos nuestros actos.
Lo cierto es que nadie sabe que es. La gente ha empezado a olvidar que es eso
que llaman bello. Los viejos cuentan historias poco creíbles, acerca de algo
que elevaba el alma. Aunque científicamente está demostrado que el concepto
“alma” no existe ellos insisten que lo bello llenaba a todo aquello con lo que
se topaba. Era algo que varía dependiendo de la persona que te cuente su
versión. Hay gente que hay belleza en la sonrisa de un niño y otros en la
lectura de un libro. Es un concepto tan extraño e imposible que me parece una
mentira.
¿Necesitamos algo así en nuestra vida? ¿Sería bueno para
nuestra sociedad? Por lo que oigo de mi círculo de personas es algo que no es
necesario. Cada uno tiene su vida, sus metas, su lugar en el mundo. Molestarse
por buscar algo que te llene y te haga sentir como dicen los ancianos es de
locos. Contraproducente y un fallo en el sistema de nuestra sociedad. Cada uno
tenemos claras nuestras cosas, como queremos vivirlas y que queremos alcanzar
con nuestros actos. Buscar tiempo para lo bello es un lujo que no debería estar
permitido. Quizá sea joven y no sepa valorar aquello que los viejos califican
como una pérdida catastrófica, pero si algo así se ha extinguido, quizá sea por
algo.
Hoy, hemos perdido lo bello. Ha desaparecido de nuestro
mundo, de nuestra sociedad. Muchos ni nos hemos dado cuenta. Otros tanto ni
recuerdan el significado de la palabra. Pero unos pocos lloran, con amargura,
la pérdida de una fantasía. Ya no hay museos, parques, o zonas para recrearse
con el concepto. Las palabras que llevaban implícita su significado ahora pesan
menos, son más certeras, más concretas y fugaces. Nosotros seguiremos
avanzando. Escalando un poco más en nuestra evolución para seguir siendo
perfectos, eficientes, sanos, fuertes y… Seguiremos avanzando. Progresando en
nuestra vida, sin mirar atrás. Sin pararnos a observar a los demás. Sin
fijarnos en nada más que en nuestra vida, nuestro propósito. Sin ver más allá
que hacia adelante. Sin mirar donde pisamos ni donde estamos. A fin de cuentas,
no se puede echar de menos algo que no hemos valorado cuando lo tuvimos.