domingo, marzo 02, 2014
Que jodida es la vida...
Es jodido ser escritor, la verdad. O al menos
sentirse como tal. No penséis que lo digo a modo de autocompasión, ni nada por
el estilo. Simplemente es así. Nosotros tenemos la necesidad, de escribirlo
todo, de expresarnos correctamente. Nos sentimos jodidamente impotentes cuando
buscamos palabras para una sensación y no logramos captar al 100% esa
sensación. Hay muchas cosas que hay que vivirlas para saber de que se hablan y esa
es justamente una de nuestras desventajas: la vida. Porqué la vida es muy puta
en la mayoría de las ocasiones. Nos arrastra, nos golpea, nos lleva por dónde
ella quiere sin darnos explicaciones, muchas veces haciéndonos creer que en
verdad somos dueños y señores de nuestro propio destino cuándo en realidad no
es así. Nos hace amar, sentir, creer, ilusionarnos para que todo aquello por lo
que un día luchábamos se vaya a la mierda. Se desvanezca más allá del tiempo y
del espacio. Para separarnos de nuestras metas, para hundirnos y alejarnos de
lo que alguna vez anhelábamos. Y creo que no hay nadie en este mundo que me
pueda decir sin mentirme que estoy equivocado. Ahora imaginad que estáis
pasando por uno de esos momentos en los que sientes demasiadas cosas de las
cuales más de la mitad no desearías sentir. Qué estás anhelando algo de
cariño, de afecto. Qué necesitas una mano amiga que te mienta diciendo que
todo va a ir bien, que las cosas van a mejorar. Unos brazos que te ofrezcan
confianza, que te consuelen y te hagan ver que aún dentro del pozo de roña en
el que te encuentras, estás agarrado a una cuerda. Que la mierda que casi no te
deja respirar no será el fin de tus días. Imaginad que en esos momentos en que
apenas puedes ver y pensar con claridad, en que actúas por impulsos llevado por
emociones demasiado intensas, tenéis la imperiosa necesidad de escribirlo. De
dejar constancia de ello. De transcender. Te olvidas de todo, intentas distanciarte
de todo aquello que se te está clavando en la piel y lo analizas. Lo condensas.
Lo vuelves a sentir de una forma multiplicada para poder escribir exactamente
lo que sientes. Para qué, cuándo otra persona, de forma furtiva o no, lea aquello
que estás escribiendo sea capaz de ponerse en tu lugar. De sentir aquello que
te impulsó a escribir eso. A transmitirlo con la misma pasión, la misma fuerza,
el mismo dolor, rabia, amor, ira, impotencia desesperación... ¡LO QUÉ SEA! Que hizo
que te sintieras así y asienta con la cabeza pensando... joder... le entiendo. Lo
siento cómo mío. Qué sea capaz ya de eso es un trabajo duro de cojones. Por qué
pensar, muchas veces no somos capaces de expresarnos, de hacernos entender con
cosas cotidianas y sencillas. ¿Cómo hacemos para transmitir todas esas
emociones? Es ahí donde reside la magia del escritor. Ese algo que nos hace
diferentes. Porqué, con perdón, todo el mundo puede escribir bien si se lo
propone. Nos enseñan para eso. Todos sabemos escribir bien, no cometer faltas,
y todas esas cosas. Pero... ¿cuántas personas son capaces de hacernos sentir? ¿De
acelerarnos el pulso con unas cuantas palabras? ¿De hacernos llorar con un réquiem
o con un monólogo? ¿De enamorarnos con una poesía o con la letra de aquella
nuestra canción? La respuesta la tienes en la punta de tu lengua. Aún así... no
os recomiendo esta vida. Está llena de desilusiones, de amarguras, de sentimientos
demasiado intensos y de momentos poco relevantes. De impotencias cuando quieres
contar algo y el folio en blanco te vence la partida. De frustraciones cuando
no ves que la inspiración quiera volver a fijarse en ti cada noche. De rabia
cuando se te ocurre una gran idea y no tienes un sitio dónde apuntarla, o el
empeño de seguir adelante con esa novela, ese libro, esa historia que antaño
empañó los cristales de tu día a día. La vida de un escritor es bastante
inestable, llena de trampas, de desilusiones, de esperanzas y de puertos que no
llevan a ningún fin. En definitiva, es una vida muy puta porque en su gran
mayoría, solo son el reflejo de lo que nuestra alma enturbiada esconde.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo único que no me puedo creer es lo de "momentos poco relevantes". Momentos aburridos, desesperados, en blanco.. sí, pero poco relevantes, no lo creo :P
ResponderEliminar