lunes, septiembre 03, 2018

Se busca


             Vivimos en un tiempo donde parece que el sentido común ha desaparecido del imaginario colectivo y estamos atrapados en el sinsentido de la sociedad. Dónde lo lógico, parece algo mágico y elogiable. Donde la moral, muchas veces maleada y retorcida para beneficios individuales parece que ha tomado otros caminos muy diferentes; al menos a los míos.
            Y es que desde hace un tiempo muchas personas me preguntan, ¿y tú que buscas? Una pregunta muy amplia pero que va sobre todo enfocada a un ámbito concreto, el amoroso. Porque está claro que somos seres dinámicos, expuestos al caos de nuestras vidas y a un mundo que no se para por nadie. Ahora mismo mis necesidades y ambiciones son diferentes a las de hace un tiempo indeterminado, sea este una década a una hora. Por ejemplo, mientras escribo esto tengo hambre y probablemente cuando leas estas líneas ya la habré saciado. No obstante, no hay que equivocar esto con el no conocerse a sí mismos. Creo que la principal búsqueda que todo ser humano debería hacerse es en su interior, y encontrarse a sí mismo, saber cuáles son sus límites y definir su moral evitaría muchos de los males de una sociedad tan ajetreada y ensimismada que es incapaz de pensar por sí sola. Pero esta última reflexión da para otra disertación y no quiero irme por las ramas.
            Al final, la vida es una guerra. Una guerra constante y sin fin donde el único objetivo es sobrevivir. Y en los momentos de tregua y tranquilidad, buscar un momento de paz en el que podamos ser felices. Incluso en la lucha, se puede ser feliz. Pero eso poca gente lo comprende. Así que, si me preguntan qué quiero a mi lado, quiero que me acompañe una guerrera. Una amazona que a pesar del miedo siga combatiendo, a pesar del dolor, se mantenga en píe, que no necesite de nada más que su coraje para mantenerse en la lucha. Me cansé de princesas que necesitan ser rescatadas, cuyo egoísmo no les deja ver nada que se aleje un poco más allá de su torre de cristal. Yo soy más un dragón que vuela libre, y si alguien quiere seguir mi estela, tendrá que aprender a volar, libre, a mi lado. Me cansé de niñas que necesitan una figura paterna la cual admirar y fijarse, que le solucione todos los problemas y donde tengan una casa de muñecas donde refugiarse. Si construyo una casa será para llamarla hogar, no para que ninguna cría la destruya una vez que se canse de jugar en él. Quiero una compañera de batallas, una luchadora nata que a pesar del miedo apueste por mí, y por un futuro mejor, que sepa que puede contar conmigo si necesita ayuda para ganar la guerra. Sé que hay gente que prefiere una cabeza hueca, un florero donde depositar aquello con lo que piensan, que tengan caliente el hogar y no se cuestione las cosas, pero a mí eso me aburre. Necesito una mujer con una galaxia en la cabeza, para poder perderme en cada uno de sus planetas cuando sienta la monotonía del día a día.
            Y sí, esto es una guerra. Jamás pediré a nadie que se quede o que luche mi guerra por mí. No suplicaré algo que no se me quiere dar. Como diría el Principito: “Solo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar”. No voy a exigir a nadie que me dé un cariño y comprensión que no le sale de dentro dar. No voy a pedir a nadie que apueste por mí, si no tienen claro que con esa apuesta saldrán ganando. No voy a obligar a nadie a quedarse, cuando su primera reacción fue acabar huyendo. Me encanta ver a los pájaros volar. No seré yo quien le corte jamás unas alas. 

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