martes, enero 21, 2014

La evolución humana

            La verdad es que las cosas no son como eran antes. Para bien o para mal el mundo cambia. Evoluciona dejando una estela de destrucción, caos y cambio a su paso. Pero... ¿Es eso malo? ¿Es malo seguir evolucionando?
            Mi opinión es que depende. Quizá sea la respuesta más fácil de todas pero es la verdad. Depende sobre todo si la evolución es controlada por nosotros, o nos controla dicha evolución. Pongamos por ejemplo la sociedad actual. Necesito ser optimista con la sociedad actual. Con las personas más jóvenes que yo que les ha tocado vivir esta época tan incierta en la que vivimos. Pero la verdad es que cuando veo a mi alrededor, es poco alentador lo que veo. Me parece ver que una mayoría tiene sueños, ilusiones, esperanzas por mejorar sus vidas. Soñadores atrapados por el cruel yugo que es la vida real. Es cierto que también hay personas que no sueñan, ni creen en nada, ni tienen ilusiones más allá del capitalismo más salvaje al que nos ha conducido la sociedad. Pero este mensaje no va dirigido a aquellos borregos dóciles. Sino a ti, que estás leyendo este mensaje y te sientes... y sientes. A secas. Que puedes sentir que estás de acuerdo, que puedes sentirte de malhumor porque te acabo de insultar o incluso a ti que estás confuso pues no sabes cómo sentirte. El mensaje va a todas aquellas personas que son capaces de soñar. Que tienen metas que piensan irreales en sus mentes y que no luchan cómo deberían por ellas. O directamente que no luchan.
            ¿Qué es el miedo? El miedo es aquello que nos hace fracasar. El miedo es la prudencia hacia lo desconocido. Es esa vocecita aguda que nos pilla en nuestra cabeza, no lo hagas, no te acerques, no. En general el miedo es lo que veo en la mayoría de vosotros. Miedo al fracaso. Miedo al rechazo. Miedo a vivir, a sentir, a dejarse llevar por las emociones, por sueños e ilusiones, por esperanzas. El miedo es uno de los mayores males de nuestra vida. Es aquello que nos impide arriesgarnos por las cosas o por las personas que queremos. Quizá no esté de malo preguntarnos... ¿Cuántas cosas hubieran salido si no hubiéramos tenido miedo? ¿Cuántas parejas ahora mismo tendrían una relación? ¿Cuántos premios nobel se hubieran cambiado porque alguien venció el miedo a estudiar aquello que quería pero que no se veía capaz? ¿Cuántas cosas que desconocemos hubieran salido de la mente de personas ahora anónimas porque superaron el miedo a hacerlas realidad? El mundo sería un lugar diferente si no hubiera un miedo. La gente lucharía por lo que querría y en la mayoría de esos casos saldrían ganando en la lid. Estoy convencido de ello.
            Pero no es el miedo el único de nuestros males. El egoísmo también lo es. No creo que esté mal ser un poco egoístas en esta vida. Pensar por lo que queremos, y luchar por ello sin importar las consecuencias. Eso está claro. Pero si está mal hacerlo sin tener en cuenta a las personas de nuestro alrededor. Está mal cuando pisas a alguien, lo humillas y lo hundes, para salirte con la tuya. La competitividad es sana cuando se juega con las mismas condiciones, sin rencores o tretas ocultas. Pero no suele ser así. Las mascaradas son hoy parte de nuestro día a día. Vamos a un sitio, con un grupo de personas y ponemos una faceta nuestra, inventada o no, pero son a pocas personas a las que se les muestra el conjunto. Los trozos enteros de nuestras máscaras hasta formar el yo que nos define. Y es que lectores, la sociedad actual es individualista a más no poder. Un ejemplo de ello son las fechas de las fiestas. Sobre todo la Navidad Cristiana. ¿Cuántas son las personas que vemos en esas fechas a las que no hemos sido capaces de llamar, enviar un mensaje para preocuparnos por ellos durante todo el año? ¿De verdad alguien va a creer que nos importan? ¿Qué les importamos una mierda? Y es que el individualismo egoísta de la sociedad es más visible en esos momentos, cuando por compromiso, quedas con alguien al que no quieres ver el resto del año. No hay que ayudar esperando algo a cambio, ni hay que hacer las cosas por esperar una recompensa. Debemos evitar hacer algo por la comunidad con el pretexto que la comunidad no hace nada por nosotros. Tampoco cuesta nada enviar un mensaje a esa persona que echas de menos de vez en cuando. Qué no tengas miedo de preocuparte por viejas amistades a las que el tiempo y la distancia jubilaron.
            Pero quizá nos hemos topado con otro de los pilares fundamentales del mal de nuestra sociedad: la sinceridad. Muchas personas hacen las cosas a regañadientes, con mala cara solo por el qué dirán. Porque están obligados a convivir con otras personas con las que no maridan, porque no se atreven a decir que no, a mandar a la mierda a aquellos seres humanos que son molestos. ¿Por qué cuesta tanto decir que no quieres hacer algo? ¿Por qué va a estar mal visto decir o expresar lo que se piensa? Si no soportas a alguien ¿Por qué esta mal decir, no me caes bien? Es otro de los fallos fundamentales de la sociedad, no ser sinceros. Sería todo tan sencillo si la gente fuera con la verdad por delante. Pienso que nuestras vidas mejorarían enormemente. Sabríamos que regalar en cumpleaños y fiestas. Evitaríamos perder el tiempo viendo películas que sabemos de antemano que no nos gustaran solo por ir a acompañado por personas con gustos diferentes a ti. Y podría seguir enumerando cosas que se mejorarían con la sinceridad. No digo todo esto porque tema la mentira, todo lo contrario. Por si aún no te has dado cuenta, querido lector, soy un escritor. Y cómo la mayoría de escritores fundamentamos nuestras historias en cosas que no son verdad, o cuya verdad está a medias. Creamos cosas de la nada, inventamos, damos vida, la arrebatamos, hacemos sufrir a personas por placer. Pero nos gusta. No tenemos que pedir perdón porque todo a lo que dañamos, todo lo creado, todo lo que estás leyendo ahora mismo, es una gran mentira. No obstante, la sinceridad es clave para mejorar la relación entre las personas. Las mentiras están bien, no duelen, muchas veces son invisibles a nuestros ojos pero no puedes actuar contra algo que no existe. Muchas verdades duelen, hacen daño, nos hacen tambalear los pilares de nuestro mundo interior haciendo peligrar gravemente nuestras vidas. Pero son reales, y aún no ha nacido problema que no podamos solucionar.

            Por este tipo de cosas digo que la evolución depende. ¿Quieres seguir evolucionando sin ser consciente de todo lo que pasa a tu alrededor, engañándote con mentiras, atemorizado por el miedo a soñar, absorbido por uno mundo social que solo te usará para mantener vivo un sistema? Adelante, eres libre de hacerlo. Yo por el contrario, sigo chapado a la antigua. Evoluciono a un ritmo diferente, anticuado, dónde los sueños van de la mano de mis acciones. Donde miro antes por los seres que quiero antes que por mí mismo. Una forma de evolución en la que digo lo que pienso sin esperar un comentario de aprobación, una palmadita en la espalda o el incentivo de una retribución económica.  

3 comentarios:

  1. Pues siento decirte que el comentario de aprobación te lo llevas, mon ami. ¡Una palmada en la espalda por tu disertación, hah!

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  2. Eres auténtico, por eso eres mi amigo :)

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  3. Coincido en todo menos en lo de la sinceridad, no creo en la sinceridad absoluta. Estoy de acuerdo con lo que oí a un experto, que comentaba que hay que ser completamente sincero con uno mismo pero no con los demás. Porque puedes dañarles: no todo el mundo está preparado para escuchar la verdad. Y tú dirás que deberían estar preparados para ello y que es su problema si no son capaces de aceptar la verdad. Pero ahí te digo, entonces estás siendo egoísta, porque antes primas tu derecho a ser sincero sobre los sentimientos de los demás, vamos que no coincide con el resto de la exposición, con la cual coincido completamente. Es una cuestión de "balanza" entre tus intereses y sentimientos, y los de los demás. La virtud está en el punto medio.

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